Un sueño posible

Crítica de Daniel Cholakian - CineramaPlus+

Un sueño posible puede parecer otra tonta película industrial, pero su ideología, su machismo, racismo y su carácter clasista la tornan especialmente deleznable.

El relato que sigue, resumen de la trama de la película, es similar a una historia real. Un muchacho negro de edad incierta es aceptado en una muy cristiana escuela por sus aptitudes deportivas a pesar de su poco talento intelectual según precisan los exámenes de admisión que se verifican en el magro rendimiento escolar inicial del enorme (físicamente hablando) negrito (emocional e intelectualmente hablando) que rápidamente es adoptado por una familia blanca cristiana y millonaria de quien no se sabe bien si son gentiles solidarios o inmunes a cualquier situación dramática pues toda la familia adopta a este ser extraño a ellos y ninguno de los cuatro parece ver alterada su vida cotidiana lo que sirve sin duda para que finalmente este negro, que era buenísimo jugando básquet, termine entrando a una universidad becado por su talento enorme para jugar al futbol americano.

Si no hubieran rasgos ideológicos nefastos en esta película, solo diría que Un sueño posible es una más de las pésimas comedias dramáticas estadounidenses, y que es sorprendente que Sandra Bullock, cuyo rostro de tan operado carece de toda gestualidad, haya ganado el premio Oscar como mejor actriz.

Sin embargo, para ser sincero, la película cuenta además con serios problemas en su guión, sorprendentes a esta altura del recorrido de la industria de Hollywood por estos lares. Por ejemplo, el joven Michael Oher llega a la escuela de la mano de un hombre que lo inscribe junto a su hijo, amigo de Big Mike. Tanto este hombre, que fungía de padre adoptivo, como el amigo del protagonista desaparecen de la historia en el acto, aun cuando se supone que ambos entraron juntos al mismo colegio. La señora Tuohy (Bullock) demuestra tener afinidad con al joven, a quien llama en confianza Big Mike, al verlo caminando solo por un camino boscoso. ¿En qué ocasión conoció a este adolescentón recién llegado al colegio? Y más tarde, al llevarlo a vivir con ellos, la familia entera lleva adelante la situación con mejor humor, más sencillez y más facilidad que la familia Ingalls frente a las tragedias más insospechadas. ¿Nunca una escena de celos? ¿Nunca una pregunta políticamente incorrecta para con ese enorme muchacho negro que se instala de un día para el otro en el living de la mansión? Y una cargadita por parte de los compañeros ¿tampoco?

Ahora vamos a lo peor. La película tiene un remate que sorprende por su reduccionismo, pero también por lo brutal de su expresión ideológica. El resumen es: los negros son muy buenos deportistas, pero tienen familias espantosas y viven en barrios que los obligan a lo peor. Si un negro talentoso para el deporte es criado por una familia blanca, cristiana y adinerada, puede llegar a ser el mejor jugador de futbol americano, sino, su destino es caer muerto por un asunto de drogas. Parece una lectura exagerada, pero no lo es. A continuación, ya con los títulos de cierre, el realizador acomete una nueva gaffe. Señala que así como Mike, ya adoptado formalmente, estudió en la universidad y se destacó en el equipo de futbol, la hija de la familia, repito, bien constituida, blanca y cristiana, continuó los pasos de su madre, entró en la universidad y FUE LA PORRISTA DEL EQUIPO!!!. Si, como comprenderán a esta altura, las mujeres no se reciben en la universidad. Así como su madre fue porrista y decoradora, la hija en la educación superior, también alcanzó el lugar deseado por toda mujer, el de objeto a ser observado. Para los que creen que exagero, sugiero que tengan en cuenta el modo en que el director de esta película, una precoz candidata a la peor del año 2010, encuadra en todo momento el modo en que la Bullock se retira. Sorprendentemente, y considerando la regla de los puntos de oro enunciada por Da Vinci, Hancock tiene el talento para encuadrar siempre el trasero de la protagonista de modo que ocupe uno de los cuatro puntos fuertes del plano. Y la reiteración de esto me permite sospechar que no es casualidad. La mirada sobre el elegante porte del reverso de Sandra Bullock es también parte de la construcción ideológica. En definitiva, como en las mujeres de esta película, lo importante son un buen par de piernas, y por qué no, un buen culo. Esto es totalmente coherente con el resto de la ideología machista, racista y clasista de la película.

Podría haberlos dejado con la impresión de que era una tonta película más. Pero hoy es uno de esos días en que me levanté con ganas de escribir. Y lo cierto es que Un sueño posible, merece los peores comentarios en esos renglones donde, se supone, es totalmente inocente.