Un sueño hermoso

Crítica de Juan Velis - Leedor.com

En el año 2011 muere asesinada Alejandra Podestá, de 37 años. Fue atacada en su propia casa, en un PH del barrio Agronomía en la Ciudad de Buenos Aires. El agresor le profirió nueve puñaladas en el cuello y el tórax, la roció con alcohol y la prendió fuego. Luego huyó con dinero y pertenencias. Alejandra fue actriz por única vez, protagonista de De eso no se habla (1993), el último largometraje de María Luisa Bemberg, reconocida directora argentina. Alejandra no tenía experiencia como actriz previamente a su trabajo en la película de Bemberg, y era enana.

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En Un sueño hermoso, De Leone presenta una pieza documental directa y melancólica. Varios miembros del equipo técnico de la película de 1993, así como algunos integrantes del elenco, se sientan frente a cámara para rememorar y esclarecer las indagaciones del director, que busca desentrañar los conflictos internos que invadían a una joven e incipiente actriz que no podía aceptarse a sí misma.

Se trata de un documental de tinte clásico, estructurado mediante entrevistas testimoniales de las personalidades que rodeaban a Alejandra en el momento del rodaje. En De eso no se habla está clara la postura de Bemberg: retratar personajes femeninos que se corrieran del estereotipo, del paradigma que solía representar el “cine de hombres”, como manifiesta la propia realizadora en una entrevista televisiva de archivo que ofrece el documental. Esos eran los ejes temáticos de la mayoría de sus trabajos —Momentos, Camila—, comprendidos bajo la concepción de un cine antimachista. “¿Por qué ser feminista es una virtud? ¿por qué cuando se dice que alguien es machista se trata de algo despectivo y el ser feminista es positivo y honroso?”, le cuestionan a la directora en ese mismo programa. “Ser machista es ser fascista”, contesta ella con rigurosidad, “yo confío en que en el siglo que viene las mujeres y varones estaremos en igualdad, porque el feminismo está avanzando… la lucha feminista triunfará y, una vez que eso suceda, morirá”.

Con su última obra, la directora no escapó a una verdad ineludible: el discurso de su película debía ser universal, exportable, y a esa altura de su carrera contaba con el prestigio de convocar a un actor prolífico y consagrado como Marcello Mastroianni. En la trama, el film expone los prejuicios de un pueblo estancado en el tiempo, que encasilla la vida de Charlotte —el personaje de Alejandra Podestá, la protagonista—. Esta cuestión genera hibridaciones con la realidad que atravesaba la actriz; y a la vez refleja el contraste de la mirada del extranjero —el personaje de Mastroianni—, del que viene de afuera, que no carga con esos preconceptos y la ve a ella de un modo distinto.

Respecto a las intensas jornadas de un rodaje de gran despliegue de producción, Alejandra admite que “de a ratos parecía un sueño hermoso”, en una de sus intervenciones de grabaciones de archivo en off. Pero lo cierto es que se mezclaban los sesgos sociales de la tensión constante entre ficción y realidad. Los entrevistados comentan que ella no quería ver a los otros enanos que aparecían en el film, personajes secundarios del elenco, semejantes a ella por su condición física. Alejandra se resguardaba y no asistía al rodaje a menos que tuvieran escenas en común, y se refugiaba en esa sobreprotección que obtuvo siempre por parte de Bemberg, y en su espejo existencial. Alejandra naturalizaba, ingenuamente, esos mismos preceptos que la trama narrativa del film procuraba hacer entrar en tensión desde su planteo ideológico. La madre de Alejandra en la vida real era una mujer de mirada despectiva y condenatoria, que consideraba a su hija la culpable de sus desgracias, según declaraciones de una compañera actriz —también enana— de Podestá. “En el fondo nos desprecian”, resalta. Primero es una mirada extrañada, que se disloca al mirar, pero superficial. Luego, la sociedad siempre encuentra algún modo de condenar, de denunciar, de aislar.

Un rasgo más que interesante del documental, que concreta De Leone a partir de la multiplicidad de voces entrevistadas, es que se generan entrecruzamientos y contradicciones en sus declaraciones y testimonios. Esto suma un condimento atractivo, porque introduce diversos puntos de vista y opiniones al respecto. Posturas que incluso entran en jaque con la visión que Alejandra tenía del mundo y de la vida, según se deja entrever en los fragmentos de su voz en off, que articulan el audiovisual. Fragmentos que profundizan esa reflexión sobre la mirada ajena y el estigma social.

Luego de una intervención quirúrgica para ganar altura, Alejandra cae en un pozo depresivo durante el resto de su vida. Por lo cual se vuelve inexorable otra reflexión: la del cine como parafernalia industrial y artificiosa, que trae consigo cargas inmanentes, impurezas, fluctuaciones. “Un día sos la celebridad del momento, pero la semana siguiente al estreno desapareciste por completo”, afirma un entrevistado.

“Imaginate que vivís en una jaula y te largan… no sabés dónde ir”, opina su vieja amiga, cuando el director le pregunta qué cree que pasaba por la cabeza de Alejandra en aquellos tiempos de incertidumbre. Y es abominablemente cierto. Hay una jaula personal, íntima, que, paradójicamente, no la construimos nunca solos/as. Es la burbuja social que nos rodea, la comunidad, la que diseña esas jaulas simbólicas, las configura y nos encierra en ellas. Esas jaulas que clasifican, dividen, jerarquizan: clase social, orientación sexual, aspecto físico. La jaula, tácita, siempre está.

“Claro que era una mujer especial…”, remarca una de las vecinas horas después del horror en 2011, ante la inquisición de un periodista hambriento de conocer cómo veía la gente del barrio a Alejandra. “…era una enana”, enfatiza la mujer entrevistada. El documental de De Leone siembra una reflexión ya reiterada en múltiples ocasiones, a través de un enfoque basado en un cruento caso reciente que mancha la historia del cine nacional. Una reflexión conocida pero urgente, y ávida de una verdad devastadora que se sigue repitiendo.

Un sueño hermoso estrena el jueves a las 20hs en Cine.ar TV y se podrá ver desde el viernes durante una semana por Cine.ar Play.