Un sueño hermoso

Crítica de Ezequiel Boetti - Otros Cines

Es muy probable que ni siquiera el más cinéfilo de los espectadores recuerde el nombre de Alejandra Podestá, quien sin embargo fue el centro de atención de la industria audiovisual nacional durante varios meses de 1993. Aquel año se estrenó De eso no se habla, la última película de María Luisa Bemberg antes de su muerte, protagonizada por Marcello Mastroianni y una joven con enanismo, sin experiencia actoral alguna, como su pareja romántica. Esa chica era Podestá, cuya vida culminó con un brutal asesinato en su casa del barrio de Agronomía en 2011.

Estrenada en uno de los apartados no competitivos del Festival de Mar del Plata del año pasado, Un sueño hermoso alumbra qué ocurrió con esa mujer entre aquella película y su muerte, recurriendo tanto a imágenes de archivo como a los testimonios de quienes la conocieron y participaron de la producción de De eso no se habla. Allí están, entre otros, la productora Lita Stantic, el asistente de dirección Alejandro Maci y el histórico director de fotografía Félix Monti.

La gran voz faltante es, obviamente, la de Bemberg, a quien sin embargo el director Tomás de Leone (El aprendiz) trae al presente mediante una entrevista en el programa televisivo Función Privada. Allí la realizadora da cuenta de una mirada adelantada a su tiempo hablando sobre feminismo y violencia de género con una claridad conceptual enorme. Como afirman quienes conocieron a Alejandra, Bemberg hizo las veces de guía espiritual ante el desconcierto generado por esa experiencia abrumadora.

De Leone tira del ovillo para descubrir el pasado oscuro de Alejandra. Un pasado que incluye un padre abandónico y una madre temible a la vez que sobreprotectora. Lejos de la pulsión por entregar respuestas, Un sueño hermoso acepta la convivencia de lo conocido con lo irresoluble, de lo público con lo privado, en una mujer que nunca supo cómo seguir después de tocar el cielo con las manos.