Un reino bajo la luna

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

AMORES NUEVOS

A la manera de un cuento de hadas, Anderson explora un amor pre adolescente para hablar de los afectos y el poder, de la aventura y la rebeldía. Sus protagonistas son dos chicos de 12 años: él es huérfano y ella (“¡Cómo me gustaría ser huérfana!”) vive con padres raros: la madre da la las órdenes con megáfono y el padre es un ausente que no sabe en qué andan ni la hija ni la esposa. Son chicos que miran más allá: él tiene anteojos y ella, largavista. Y deciden escaparse. Y en ese gusto por la aventura, hay un desafío. No sólo a la imagen paterna, también a ese orden que la burocracia y los scouts encarnan. Y en la fuga surgen las primeras notas de amor. Y todos salen a buscarlos. Los grandes sienten que esa fuga los enjuicia. El poder deja ver su aspecto represivo y los padres su abandono. Los chicos, en el camino, recogerán ilusiones, sorpresas y hasta la solidaridad inesperada de sus ex compañeros. Simpática y candorosa, la fábula está contada desde una mirada adolescente que exalta la libertad, ridiculiza a los mayores, se burla del poder (la empleada de Servicios Sociales y el gran jefe de los scouts), pero nos deja asomarnos a ese mundo de inocencia y asombro, que exige los mejores catalejos para poder avizorar un futuro prometedor, apasionante y borroso.