Un piso para tres

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Sobre cómo afecta la crisis, con humor a la italiana

Carlo Verdone debutó en la pantalla acompañando al gran cómico Totó en "Totó y las mujeres". El era el bebé, tenía apenas un año. Reapareció a los 26 como actor, le gustó, a los 30 ya estaba dirigiendo sus propios films, y ya lleva 25, casi todos exitosos. Es como una especie menor de Alberto Sordi, con quien incluso trabajó en un par de ocasiones, y a quien nunca habrá de alcanzar. No importa, no será como el gran Albertone, pero es Verdone y los italianos lo aman, le aplauden hasta los fallidos, y él los entiende.

Un ejemplo de esa capacidad de entendimiento es esta comedia, más inteligente de lo que aparenta. Tres tipos de 50 y pico, distintos entre sí pero cada uno económicamente en baja por razones generalizadas, expulsado del hogar por haber sido pillado en falta, obligado a vivir pagando, y casi tan imbécil, ridículo y desafortunado como Fantozzi (¿recuerda el lector aquel personaje de Paolo Villaggio que solía verse por canal Europa?), deciden vivir juntos para ahorrar gastos. El resultado, si no se llama "Tres hermanos de Fantozzi" es porque esto es una comedia de situaciones, no un disparate cómico grotesco. Pero que los tipos a veces se sienten grotescos, eso es cierto.

La diferencia es de tono, y también de hijos. Porque en este caso los hijos parece que salen mejores que los padres. Sea una nena de tres años, una adolescente o un joven que se recibe con honores, algo pueden enseñarles. El asunto es que aprendan y tengan oportunidad de salir del pozo.

Por ahí va la mano. Mientras las demás películas muestran cómo la crisis económica afecta a los jóvenes, ésta atiende a los maduros que se cayeron del caballo y andan a pie en el paraíso, como sugiere el título original. "Somos los nuevos miserables", piensa uno, de viaje por la Paris de Victor Hugo. Si, miserables sin grandeza, pero risueñamente queribles. Verdone coescribe, dirige y coprotagoniza, haciendo lucir a sus compañeros (Marco Giallini como un mattatore de cuarta, Pierfrancesco Favino como fallido intelectual) y en especial a la rubia Micaela Ramazzotti, cardióloga de corazón grande y grandes problemas amorosos que todos quisiéramos inmediatamente solucionar. Da gusto, cada vez que aparece en escena.