Un nuevo camino

Crítica de Melody San Luis - Fancinema

VIAJAR ES CONOCER

La metáfora del viaje como superación vuelve a aparecer en Un nuevo camino, pero en este caso por una persona que dada su dependencia diaria hace del recorrido una gran odisea. Aparece, así, la idea de salir de casa para encontrarse. Y al espectador le permite acceder a una manera de pensar muy distinta a la de la mayoría, pero no por eso menos valorable; muy por el contrario: uno llega a admirar las destrezas de esta mujer.

Los primeros minutos en los que se narra la rutina diaria de la protagonista son centrales para observar todo el film. Se muestra la complejidad de esta muchacha. Por un lado, vemos su dificultad por desempeñar acciones que son habituales para la mayoría de la gente. Ella necesita hacer una rutina bastante estricta para poder mantener la calma. Se desnaturalizan los hábitos, ya que necesita ver en una libreta los horarios para todo: bañarse, comer, cambiarse, leer. Por otro lado, esta misma joven presenta cualidades memorísticas brillantes. Es capaz de recordar hasta el mínimo detalle o personaje de la serie Star Trek. También es una gran escritora, meticulosa, detallista y preocupada en cómo decir sus ideas.

La primera de las escenas está dada en un hogar psiquiátrico, en el que vive esta joven junto con otras personas. Se trata de una casa agradable, muy lejos de los conocidos psiquiátricos de los hospitales. Ya desde ese lugar más ameno podemos encontrar un cambio en la postura ideológica con la que se trabaja junto a estas personas que se hospedan allí. Aun con una sociedad con muchas dificultades para comprender las diferencias, Un camino a casa logra despojar la etiqueta de “autismo” para adentrarnos en las complejidades de una joven.

El personaje de Dakota Fanning es esencial para la película. Su actuación nos acerca a una joven que atrae por sus cualidades. La intención de presentar un guión para el concurso que organizaron los productores de la serie Star Trek es la excusa para mostrarnos de cerca a Wendy. La soledad del camino, que la lleva a su objetivo, hace posible ver de forma más íntima al personaje. Su gran capacidad de memoria y su ingenio, acompañados por una seriedad tan natural, tan despojada de la opinión de los demás, hacen de Wendy una persona muy llamativa. Así también, la literalidad que tiene esta joven produce comicidad.

El camino que transcurre Wendy está dado con mucha fluidez. El personaje le otorga complejidad a momentos que podrían ser poco llamativos, su forma de razonar hace que tomen más significación. De esta manera, el viaje toma relevancia no sólo para ella sino también para todos los que quedamos por fuera de esas etiquetas psiquiátricas. Sacar a Wendy del entorno en el que desempeña un papel que le fue impuesto socialmente, ser “autista”, permite un acercamiento a ella como persona, con sus virtudes y dificultades. El film nos muestra así que tras el viaje no sólo esta joven realiza un cambio sino que su hermana y su psicóloga (Tony Collete, con una muy buena actuación) también dan un giro en sus vidas.