Un nuevo camino

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Algo del orden de la honestidad puesta en juego promueve la próxima aclaración, así como en el filme “The full monty” (1997) Dave (Mark Addy), un consumado soldador de la industria del acero en la ciudad de Sheffield, Gran Bretaña, viendo a Jeniffer Beals en escenas del “Flashdance” (1983) dice,.”así no se hace una soldadura”…,es lo que me incita a escribir estas líneas.

Bien, algo de esto me promueve esta realización, más que nada empujado por la “deformación” profesional. Se que es una ficción, se que existe la licencia literaria, (en este caso podría decirse que se parece a un año sabático), se que esta basada en una novela escrita por el mismo responsable del guión.

Pero cuando en tanto construcción de un personaje, a quien se lo presenta como autista y luego es un catalogo de entidades y conductas de todas y cada una de las patologías psiquiatritas, le digo: molesta. Bueno, no todas, pero si muchas, y muy contradictorias entre si. Lo cual hasta suena como una falta de respeto a la inteligencia del público.

Dicho esto, convengamos que no es ni la primera, ni será la última, que presenten a un personaje enfermo psiquiátrico como carácter principal.

La narración abre con imágenes del espacio exterior. Los personajes que se intercomunican son los mismos de la serie de “Viaje a las estrellas”, que tuvo 30 temporadas, sin embargo algo no cierra en el discurso de los personajes, no parecen ser los mismos Capitán Kirk y Sr, Spock, enseguida sabremos que todo es una creación de nuestro personaje principal.

La historia se centra en tres mujeres. Wendy (Dakota Fanning) es una huérfana de 21 años, esta internada en una especie de hospital psiquiátrico a puertas abiertas, denominado de esa manera, ya que muchos internos tienen la posibilidad de salir, mayormente a realizar actividades especificas, escuela, trabajo, etc. El único contacto en el mundo exterior es Audrey (Alice Eve), su hermana mayor, casada, madre de un bebe, quien la cuido mientras pudo después del fallecimiento de la madre de ambas. La directora del lugar, Scotie (Toni Collette) ha visto grandes progresos en Wendy, por lo cual planea un reencuentro entre las hermanas, pues desde su llegada ha transitado del encierro total ha poder sostener un trabajo en una especie de bar. Con clara referencia al autismo que padece Wendy, nos muestra la relación de confianza entre ella y Scotie.

La creación de Wendy está motivada por un concurso literario sobre cómo continuar la historia de los personajes y de la famosa nave Enterprise. El premio es 100.000 dólares.

Ella es una fanática de la serie, todos los días ve al menos un capitulo, tanto sabe de la misma, más que cualquier otro mortal sobre la tierra, o en la mismísima nave.

El encuentro con su hermana no es del todo favorable, termina acostada casi sin respuesta, cuando despierta se le hizo tarde para enviar su guión por correo por lo que decide llevarlo ella misma. En la madrugada se escapa, debe llegar hasta los estudios Paramount en la ciudad de Los Ángeles.

Todo lo que le sucede a ella en este viaje es el 85% del filme, alternando con lo que va sucediendo con las otras dos mujeres que salen a buscarla cuando Scotie se da cuenta de la ausencia.

Todo es un catalogo de lugares comunes, demasiado obvio, sin contar con horrores de construcción del personaje, lo que si hace ruido es la inoperancia de la profesional a cargo.

Wendy es casi un ente plagado de tics, conductas de todo tipo, obsesivo compulsivo desde algunos actos a llevar a cabo, fóbico desde otros, psicótico desde el discurso, `por momentos tratando de emular a Dustin Hofman en “Rain man” (1988), o bipolar como los personajes de “El lado luminoso de la vida” (2012). Demasiado.

Por su lado, la profesional de la salud mental, adhiriendo a la teoría cognitiva, (acá no daré opinión alguna) nada sabe de las razones por las que su paciente no puede dejar de ver una serie de TV, y lo que es peor ni se percata de la importancia de ese hecho. Una serie que ya lleva 20 años fuera de producción, o sea no perteneció nunca al mundo infantil de Wendy.

La explicación viene de parte del hijo de la psicóloga, casi única responsable del lugar, como que no se investiga algo de esa naturaleza, Wendy habla como el Sr, Spock, o al menos lo imita. ¿No hay psiquiatra? ¿No hay medicación? Si hay un silbato, o varios, como reguladores del psiquismo de los pacientes y otra caterva de actos rayanos en la máxima estupidez teórica.

El filme esta bien contado, responde y respeta las reglas del buen guión técnico, montaje clásico para una estructura narrativa del mismo orden, sólo se sostiene por las actuaciones, no hay demasiado más, previsible en casi todo el recorrido del relato,

No aburre, pero tampoco entusiasma ni conmueve. Nada