Un mundo misterioso

Crítica de Carolina Giudici - Morir en Venecia

Cuando ya ha transcurrido más de media hora de relato, cuando empieza a exasperar el irrelevante limbo en el que se hunde Boris (el protagonista, interpretado por Esteban Bigliardi), cuando confirmamos que el título Un mundo misterioso le queda demasiado grande a esta película, el guión introduce el guiño para los avezados, lanzado contra ese espectador común e impaciente que no entiende nada sobre los tiempos en el cine. El diálogo cómplice se escucha en una escena que transcurre en una biblioteca, en donde un personaje le recomienda una novela al protagonista, pero le advierte que en la historia no ocurren demasiadas cosas: “Pero está bueno que no pase nada. ¿Por qué siempre tiene que pasar algo?”. Traducción: la película está hablando de sí misma. No esperen acción porque este es el cine del paréntesis, del Tiempo Estancado, de la nube metafísica/somnolienta de un Hombre en Crisis (o sea: joven al que no se lo ve necesitado de trabajar, porque le alcanza con deambular).

Otro quiebre se produce en la escena de los libros, cuando irrumpe un amigo de Boris que descoloca por su hieratismo, buscando el resorte absurdo. Recién en ese momento comprendemos que deberíamos haber leído toda la película desde el prisma de la comicidad amarga, porque evidentemente ésta debió ser la intención de aquella primera conversación en la cama, escrita e interpretada para provocar algo cercano al humor. Pero en la sala nadie se rio, ni en el inicio del film ni en muchas situaciones que reclamaban la sonrisa, no sólo porque el juego dramático carece de toda frescura, sino también porque el personaje central es tan desangelado que cuesta mucho sentir algún tipo de cariño por él. El registro actoral nos lleva entonces por el camino de Sábado de Juan Villegas, hasta que aparece Rosario Bléfari (actriz de Silvia Prieto, de Martín Rejtman) para que la película pueda certificar definitivamente sus filiaciones, si bien nunca queda claro cuál es el diálogo estético que Moreno pretende establecer con los colegas de su generación. Porque algo parece querer decir con todas estas referencias mencionadas, pero el problema es que el foco no se abre mucho más allá del ombligo. Un mundo misterioso es finalmente un film rezagado, de factura prolija y reflexiones que se van poniendo viejas.