Un minuto de gloria

Crítica de Gaspar Zimerman - Clarín

La pesadilla de un campeón moral
Enviada por Bulgaria a los Oscar, cuenta el laberinto en el que se mete un hombre que devuelve dinero que encontró.

Todos aquellos que el año pasado no advirtieron el estreno de la excelente película búlgara La lección, ahora tienen una nueva oportunidad de disfrutar del talento de Kristina Grozeva y Petar Valchanov. Un minuto de gloria -enviada por Bulgaria a los próximos Oscar- es la segunda entrega de una trilogía que esta dupla de directores planea filmar bajo la misma premisa: una noticia real como disparador de las historias.

Al revés de thrillers como Tumba al ras de la tierra o Un plan simple, que arrancan cuando los protagonistas encuentran una fortuna y se la quedan, aquí se cuenta qué pasa cuando el autor del hallazgo es honesto y devuelve el dinero. Toda la ficción se basa en el caso verídico de un empleado ferroviario que se topó con una pila de billetes en las vías, avisó a la policía y recibió como premio, de manos de un funcionario, un reloj que a las dos semanas dejó de funcionar.

Con parentesco con el cine rumano por el foco en la temática social, la filmación, cámara en mano, iluminación y escenarios naturales, y un agudo sentido del humor, Grozeva y Valchanov muestran cómo la vida de este campeón moral se convierte en una pesadilla al entrar en el laberinto de la burocracia y las maniobras de la jefa de prensa del Ministerio de Transporte. Cuentan con dos enormes actores -Stefan Denolyubov y Margita Gosheva, que también se lucieron en La lección-, una asombrosa habilidad para entrelazar drama y comedia, y una gran sensibilidad para pintar los más profundos recovecos del alma humana.