Un maldito policía en Nueva Orleans

Crítica de Martín Lipszyc - Comunar

Un maldito policía en Nueva Orleans es principalmente una película sobre un personaje pero, si bien ésto puede sonar como algo negativo, el agente interpretado por Nicolas Cage tiene tantos condimentos y matices que termina siendo una historia genial.

La trama nos presenta al oficial Terence McDonagh -Cage-, quien debe resolver una seguidilla de crímenes a inmigrantes senegaleses en la Nueva Orleans post Huracán Katrina.

Ahora bien, no se trata de un justiciero combatiendo a la delincuencia, sino que estamos hablando de un delincuente con uniforme que no tolera a estos homicidas: es un drogadicto, violador, adicto al juego, ultraviolento… en definitiva, parece ser alguien que comprendió que el mejor modo de mantener su estilo de vida sin terminar muerto era sumándose a la Policía. Ahh, me olvidaba: está de novio con una prostituta.

Sucede entonces que su estilo de vida lo llevan a problemas monetarios: deudas impagables y compromisos con gente non-sancta. Mientras tanto, claro, tiene que resolver la situación de los asesinatos. Y así es que termina enganchado con una banda de traficantes que, por un lado son los principales sospechosos de los crímenes, pero por el otro lo suman a negocios que lo pueden sacar de las deudas por las que muchos lo quieren ver muerto.

Igualmente, insisto: más allá de toda la trama, el personaje creado por Cage es fantástico. McDonagh le queda pintado, un hombre absolutamente desquiciado al que el actor le saca un brillo excepcional.

No es menor mencionar la dirección: Werner Herzog evidentemente supo exprimir a Cage, a la vez que a lo largo de la película suma sellos y guiños con el espectador con un nivel de humor entre absurdo y negro digno de colgar de un cuadro (no se pierdan las distintas tomas de las iguanas siendo vistas por un Cage en pleno trance narcótico).

También hay que recordar que el film está inspirado en la película de Abel Ferrara con Harvey Keitel, Bad Liutenant, de 1992. Sin embargo, lo que mantiene de relación es simplemente el título y el nombre del personaje, porque esta es una película distinta (recomiendo ver la de Ferrara también).

Resumiendo: Un maldito policía en Nueva Orleans es un gran film que amerita ser visto por cualquiera que disfrute del buen cine.