Un maldito policía en Nueva Orleans

Crítica de Brian Macchi - Fancinema

Maldito Cocodrilo

Tomando como base el film Un maldito policía (1992) de Abel Ferrara, Werner Herzog se animó a realizar su propia versión de esa historia, creando Un maldito policía en Nueva Orleans, cinta en la cual el director de Aguirre, la ira de Dios (1972), Fitzcarraldo (1982) y Rescate al amanecer (2008) confecciona una particular visión sobre la vida de un policía adicto que debe resolver un complicado caso.

Más precisamente, el film se centra en el teniente Terence McDonough, detective de homicidios en Nueva Orleans, que ha utilizado a su antojo los placeres prohibidos gracias a su status profesional. Terence tiene como novia a Frankie, una prostituta, que a pesar de su profesión, no cambia el hecho que él la ame y sólo hace querer protegerla aún más. Pero su nueva investigación, el misterioso asesinato de inmigrantes senegaleses, lo pondrá entre la espada y la pared.

Desde su inicio, Herzog parece plantear un policial crudo, directo, sin tapujos, representando claramente la personalidad de McDonough y su comportamiento. Estos instantes resultan atractivos por la rigurosidad con la cual se reflejan los hechos, destacándose la tarea de Nicolas Cage que realiza una creíble interpretación del teniente.

Con esta característica, transcurre la primera parte del film donde el nudo de la historia comienza a desarrollarse, siendo una trama interesante que podría ser bien explotada.

Sin embargo, hacia la mitad de la cinta, Herzog comienza a agregarle elementos delirantes o incongruentes, mediante la inserción de reptiles y bailes sin sentido, que no tienen mucho que ver con esta ficción que se desarrollaba fluidamente, utilizando a la New Orleans post Katrina como un excelente contexto de desolación y oscuridad.

Esos agregados incoherentes parecerían sólo servir para justificar que es una película de Herzog que para la trama en si, ya que lo mismo sólo trae confusión y distracción dentro de una historia que parecía resultar atractiva e interesante. Se suma que el nudo de la narración se resuelve mágicamente, de la noche a la mañana, sin entenderse bien el sentido o el fin por cual se cierra la ficción de esta manera, cuando todo se desarrollaba dentro de lo lógico.

En la tarea actoral, la labor de Cage no decae en ningún momento y que, sin brillar, representa su mejor trabajo en mucho tiempo. Aquí su tarea como Terence McDonough resulta convincente, característica bastante difícil de encontrar dentro de sus ultimas participaciones en la gran pantalla. El resto del elenco acompaña aceptablemente, sin destacarse ninguno por ser la mayoría de los personajes bastantes caricaturescos, sin que nadie pudiera darle un toque personal a su interpretación.

Con algunos planos visualmente atractivos y una primera parte acertada, Herzog intentó hacer un policial diferente, olvidándose las reglas del género. La utilización de simbología (reptiles, bailes, etc.) es un agregado muy personal del director dentro de esta trama, que parecía correr por los carriles lógicos. Un trabajo que busca ser diferente o distinto, pero que seguramente no será lo mejor del realizador alemán.