Un lugar en silencio

Crítica de María Fernanda Mugica - La Nación

La familia amenazada por un peligro extraño, en un contexto apocalíptico, es el disparador de diversas películas de terror. La singularidad y la capacidad de un film de estas características de sorprender al público recae en el tratamiento del suspenso y en la forma de retratar el drama humano detrás de esta situación particular. El miedo se intensifica cuando el espectador establece una conexión genuina con los personajes.

Eso es lo que consigue John Krasinski en Un lugar en silencio. Además de personajes bien formados, el director construye una escalada de tensión que se torna insoportable (como debe ser, dadas las circunstancias que viven los protagonistas), a medida que la fuente del terror se hace más clara y peligrosa.

Lee (Krasinski) y su esposa, Evelyn (Emily Blunt), intentan sobrevivir con sus tres hijos pequeños a una amenaza externa, que desde el principio del film queda claro que solo puede evadirse manteniendo el silencio. La hija del matrimonio, Regan (la fabulosa Millicent Simmonds), es sordomuda y toda la familia se comunica por lenguaje de señas. En una escena trágica e impactante, a pocos minutos de comenzar el film, se muestra por primera vez apenas un destello de las horribles criaturas que están terminando con la raza humana.

Detrás de muchas de las mejores películas de terror hay una profunda tristeza y una angustia existencial, como sucede en ejemplos tan distintos como Venecia Rojo Shocking o La bruja. Krasinski no olvida esa base fundamental y trabaja sobre ella: en el film, la lucha por la supervivencia física tiene su correlato en la búsqueda de sanar aflicciones espirituales y lazos familiares lastimados.

El trabajo actoral es excelente, a pesar de la dificultad de estar limitado a la gestualidad, ya que casi no hay diálogos en la película. Krasinski, que se hizo famoso utilizando sus gestos y miradas como herramienta de comedia enThe Office, está perfecto en un rol que casi siempre está en la misma nota, la obsesión con encontrar la forma de proteger a su familia. Su esposa en la vida real, Blunt, es una actriz con mayores recursos y se luce expresando con su cara y su cuerpo una amplia gama de emociones, convirtiendo a su personaje en ideal para la identificación emocional del espectador.

Aunque el drama familiar es el alma de la película, Un lugar en silencio es un potente film de terror. El juego de ir descubriendo los horribles cuerpos de esos monstruos que acechan y la cuidadosa construcción de secuencias terroríficas mantienen al espectador en vilo.