Un lugar donde refugiarse

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

A esta altura la literatura de Nicholas Sparks presagia indefectiblemente una adaptación a la pantalla grande. El hombre no para de vender libros románticos. Una versión moderna de Corin Tellado (1927-2009), con alguna dosis de intriga por algún pasado sombrío en alguna de sus criaturas.

Con más o menos éxito el público ha soportado somníferos que supuraban miel de la pantalla tales como “Diario de una pasión” (2004), “Mensaje en una botella” (1999), o la estrenada el año pasado “Cuando te encuentre” (2012). En el caso de esta última, el editor impartió justicia y como el año pasado la crítica le correspondió a otro colega, este año me encajó Sparks a mí.

Se llama “Un lugar donde refugiarse”, y en el afiche hay una mujer y un hombre a punto de besarse. Ya tiene la primera media hora de película adelantada en un póster. Katie (Julianne Houghs) viene huyendo de un policía de Boston (luego sabrá por qué). La cuestión es que en su huída llega a un pueblito de atardeceres sonrosados y gente linda. Conoce a Tierney (David Lyons), un hombre salido de un afiche perfumes o relojes caros. Además de facha, reúne todas las condiciones ideales: buen padre, buenos ingresos, casa, coche, y además es viudo. O sea, anda libre nuestro héroe que, ¡adivinen de quién se enamora!…

El problema con todas estas películas es que provienen de la mente de un escritor que no le teme al ridículo a la hora de plantear vueltas de tuerca en las tramas que vomita. Entonces, cuando a los actores les toca decir lo que está escrito y actuar, todo parece parte de la campaña del chocolate Tofi. El conflicto va perdiendo importancia al acercarnos a los finales y luego todo cae en un abismo negro de la ridiculez y la contradicción. Algo así como si tuviéramos una mujer sin útero que luego queda embarazada. Lo explico así por respeto a los que irán al cine y no desean más adelantos de la trama (trama es una manera de decir)

Por supuesto que los rubros técnicos aportan su parte de edulcorante y la banda sonora pasa de la pantalla a la computadora de Aspen 102.3. Eso sí, tal cual sucede con esta radio, este estilo de cine tiene su público, y aquellos que encuentren placer en temas tratados muy por arriba y elencos lindos supongo que pueden ir tranquilos, después de todo Sparks tiene en mente dos o tres novelas más.