Un loco viaje al pasado

Crítica de Alexander Brielga - Cine & Medios

Un baño pop

Los viajes en el tiempo siempre son atractivos al momento de contar una historia. Activan en el público una fantasía común, igual que cuando se trata de volver rico a un pobre o cambiar de sexo a un individuo. En este caso tres amigos cuarentones se reencuentran luego de que uno de ellos intentara suicidarse, y junto al sobrino de uno de ellos viajan hasta un hotel en la montaña para recordar viejos tiempos. Sólo que el lugar no luce como imaginaban; descuidado, en pésimas condiciones, ofrece un servicio deplorable, especialmente por su botones manco. De todas formas los muchachos deciden quedarse a pasar unos días y es cuando se dan un baño en el jacuzzi que se produce lo inesperado. Los ochentas están de vuelta, 1986 para ser exactos, en el mismo sitio y ante situaciones ya vividas, que ahora deberán respetar si es que no quieren alterar el orden del universo.
Es obvio que estamos ante una parodia, pero que se toma muy en serio. Claro que en lugar de usar un DeLorean para viajar en el tiempo, usan un Jacuzzi. Pero que el botones del hotel sea Crispin Glover, el George McFly de "Volver al Futuro", es toda una referencia. Como lo es la participación de Chevy Chase, ícono de la comedia tonta estadounidense de lo ochentas.
Los gags se suceden unos tras otros con diversa suerte. Muchos escatológicos, otros localistas, varios en referencia a la cultura pop de la época que serán disfrutados por los consumidores de VH1, además de la banda de sonido que ofrece canciones de INXS, Scritti Politti, Poison y Talking Heads, entre otros.
John Cusack ya demostró en varias ocasiones lo versátil que es para moverse bien tanto en el drama como en la comedia; en tanto Clark Duke, a quien ya vimos en "Supercool", "Sex Drive" y "Kick Ass", se va volviendo un rostro conocido y, hay que decirlo, algo monótono si no cambia por lo menos el peinado y su rol de "mister sarcasmo" para el próximo filme.