Un ladrón con estilo

Crítica de Maria Fernanda Mujica - Otros Cines

En Un ladrón con estilo Robert Redford interpreta al asaltante de bancos más encantador del mundo. La película del director de Ain't Them Bodies Saints, Mi amigo el dragón y A Ghost Story se centra en los robos que Forrest Tucker cometió, cuando tenía más de 70 años, junto a dos cómplices de su misma edad, interpretados en el film por Danny Glover y Tom Waits. La estrategia criminal del ladrón se basaba en un trabajo de inteligencia previo y se apoyaba también en su buen aspecto y trato caballeroso. Los testigos de sus atracos siempre coincidían en señalar en sus declaraciones la sonrisa del asaltante, que parecía ser un hombre feliz.

Con una fabulosa estética del cine de fines de los años ’70 y principios de los ’80, época en la que se cometieron estos golpes, Lowry construye una película con tanto encanto como su protagonista. Redford y el rol que interpreta son el uno para el otro. Todo lo inverosímil de la historia, aunque haya pasado realmente, resulta creíble gracias a él.

El juego de gato y ratón en el que se ve envuelto junto al detective que encarna Casey Affleck y la adorable historia de amor maduro con la estanciera que interpreta Sissy Spacek suman capas y le dan otra dimensión a la historia.

Un ladrón con estilo se ve con una sonrisa constante. Esa felicidad que irradiaba Tucker es la misma que logra Redford desde la pantalla, aun cuando el film también se encarga de esbozar la idea de que los actos criminales del personaje son parte de una adicción, no al dinero sino a la adrenalina del hecho. Como si fuera una forma de vida que no puede abandonar.