Un hombre llamado Ove

Crítica de Leandro Porcelli - Cuatro Bastardos

Un Hombre Llamado Ove: El gruñón que se hace querer.
Finalmente llega a la Argentina esta comedia dramática que supo ser nominada a varios premios Oscar y terminará tiernizando hasta el más duro de los corazones, empezando por el de su protagonista.
Ove es un gruñón. Ni siquiera un quejoso carismático, simplemente un pobre hombre que odia al mundo. Durante las casi dos horas que dura esta comedia dramática sueca, exploraremos su vida hasta ahora. Se recorrerá el camino que lo llevo a ser un viejo cascarrabias que ni llegando a los sesenta años ya intenta realizar la mayor de las locuras: quitarse la vida. Basada en la novela homónima, el film cuenta con una cualidad literaria que tantas veces puede significar un obstáculo para el cine pero que en otras contadas ocasiones, como este es el caso, logra crear una experiencia verdaderamente especial.
Puede compararse con dramas clásicos como por ejemplo Forrest Gump, con repaso de la sorprendente vida de su protagonista, y también en estructura con tantos romances dónde una mitad de la naranja cuenta en su vejez como llegó a encontrarse con el resto de su fruta. Lo veremos todo mediante una combinación de flashbacks, e incluso anécdotas una vez Ove empiece a conectarse con los nuevos miembros de su pequeño barrio. La historia se mantiene a un ritmo que aunque sentimental siempre se siente no solo llevadero sino también dinámico. Se trata de un drama sobre la vejez, que logra imbuir de humor y corazón la historia de vida de un hombre abatido sin sacarle un gramo de peso a las fatalidades de la vida.
Por más que no quiera, una joven pareja que se muda con sus pequeñas hijas a la casa de enfrente terminaran causando que el pobre de Ove se la pase menos tiempo intentando suicidarse, y más compartiendo su vida con otros. Se trata de una cinta sobre conexiones humanas. Ove nos cuenta las razones por las que siempre le fue difícil crearlas, y como consiguió forjar la relación más valiosa en su vida… relación que perdió hace ya unos años.
Toda la película es un desarrollo del personaje principal. No hay secuencia o escena que no sirva para revelar o cultivar algún aspecto de nuestro protagonista. La joven embarazada que se muda enfrente con su familia, los vecinos que viven en su barrio hace años e incluso algo de narración por parte del mismo Ove crean variedad dentro de un gran guion al que pocas veces se le ven los hilos. Algo muy difícil de lograr en un film tan dramático y sentimental como este.
El ritmo que el montaje y guion le dan a la historia, así como el tono perfecto que las actuaciones logran son el mejor indicio de la excelente mano del director. Se combinan con un buen despliegue técnico, nunca ostentoso pero con momentos puntuales de un humilde y necesario brillo. Ningunos de estos aspectos logra ser casi nunca algo espectacular, pero no es necesario cuando el relato es el verdadero protagonista. Ove esta en el centro de una telaraña de personajes, con variados coloridos, que impactan la historia tanto como los fortuitos accidentes que minaron su vida en el pasado. Él se abrirá por completo a la audiencia, tanto como es necesario que uno se abra a los demás para no afrontar la vida solo.
Aunque hacia lo último la cinta no este a la altura de lo mostrado en un principio, el final no se desinfla lo suficiente como para evitar que la película termine concluyendo de manera correcta. Puede hacerse muchas cosas peores que dedicarle dos horas de tu vida a esta tierna y por momentos mágica crónica de la vida de un golpeado hombre que intentará levantar cabeza entrando a los últimos capítulos de su vida.