Un gallo con muchos huevos

Crítica de Juan Samaja - CineFreaks

En el cine infantil el adulto también existe

Toto es un gallo joven que está a punto de llegar a la vida adulta por medio de un ritual de crecimiento, que consiste en encontrar su canto de la mañana. Está muy interesado en demostrar que puede cumplir lo que se espera de él, sobre todo porque intenta impresionar a la joven pollita Di, hija del viejo campeón de pelea de gallos. Mientras esto ocurre, la dueña de la granja, donde viven todos estos animales, se entera de que está en la bancarrota y se ve obligada a vender la granja. Cuando los animales se anotician de esta desgracia, pergeñan un plan para salvar la granja y evitar que los separen: apostar la granja en una pelea de gallos organizada por el mafioso Huevo Padrino en el pueblo Tepicoelhoyo. El viejo campeón propone al gángster la apuesta, pero el mafioso acepta sólo si se cumplen 3 condiciones: que la pelea sea en dos semanas; que al padrino lo represente el campeón de peso pesado Bankivoide (una mole de plumas invicta hasta el momento); y que el viejo campeón se haga a un lado y permita que pelee Toto el gallo joven e inexperto. Toto muere de miedo pero acepta el desafío y será adiestrado por un entrenador poco ortodoxo que le enseñará las artes ocultas de la pelea elegante.

La película forma parte de Huevocartoon Producciones, que ya había incursionado en estos personajes hueviformes en dos largometrajes anteriores (Una historia de huevos -2006- y Otra historia de huevos y un pollo -2009-). En toda la saga, se desarrolla la vida de Toto, desde que es un pequeño huevo que se niega a ser comido en un desayuno hasta que realiza el rito de madurez. En esta oportunidad, encontramos al gallo protagonista en esta última etapa del pasaje de la adolescencia a la madurez. Cabe aclarar que a pesar de compartir personajes y desarrollarse un argumento vinculado a una historia más general, esta tercera y última parte es autónoma y no se requiere conocimiento de las anteriores.

El relato está centrado en la malograda prueba clasificatoria de Toto, que lo lleva a resultar inadecuado para todos los emprendimientos monumentales que se ve obligado a aceptar, más por las circunstancias que por su propia voluntad. Esta inadecuación sostiene estructuralmente la comicidad de toda la narración, hasta contagiar a diversos personajes secundarios, como Patín Patán y las Ratas de la ruta. Sin embargo, esta focalización del personaje principal no llega a significar un menoscabo en el diseño y en el desarrollo de los personajes restantes, que son en gran medida quienes llevan a cabo la acción. De allí que el resultado sea un producto de gran equilibrio narrativo; un relato de gran contrapunto entre parlamentos y personajes, momentos de acción y gags verbales y visuales. La magistral orquestación de todos estos componentes dan cuenta de la maestría de los directores mexicanos.

Un último elemento positivo del film y característico del humor de Huevocartoon Producciones a destacar es su estilo humorístico. No siempre encontramos en las películas animadas infantiles películas con estilo humorístico definido; generalmente debemos conformarnos con la puesta en escena de fórmulas mecánicas adaptadas con poca creatividad por parte de los realizadores. Como suele suceder en la lógica de los géneros, las consecuencias del tedio no se encuentran en una fórmula remanida, o en el recurso de apelar a formas preexistentes, sino en la incapacidad de recrear dichas fórmulas, es decir, de insuflarles vida por medio de la creatividad.

El film que nos ocupa no sólo cuenta con una excelente capacidad narrativa, desarrollo de personajes y calidad visual, sino que presenta la rara virtud de desarrollar un humor que se percibe por capas, donde se encuentran varios guiños para el adulto, desde citas a películas anteriores como Karate Kid, Rocky, entre otras, hasta algunos parlamentos y escenas de doble sentido que brindan al film una configuración poco habitual para nuestros públicos, acostumbrados a películas animadas excesivamente infantilizadas, que difícilmente suelen tener la amabilidad de considerar que el niño nunca va a solo a verlas.

De todos modos, no sería justo desconocer los antecedentes de esta práctica en el cine de animación, que no sólo están desde los orígenes mismos del cine, desarrollados en la Edad de Oro con el personaje hiper erotizado de Betty Boop, pero también las fábulas animadas de Van Beuren y Iwerks, todo ello previo a la era Disney. En los últimos años se intentó recuperar algo de esta tendencia en films como Mulan, Shrek, Caperucita Roja y el escuadrón de los finales felices. Sin embargo estos últimos son casos aislados y no conforman ninguna continuidad o tendencia reconocible. Mientras que Huevocartoon Producciones viene desarrollando desde sus primeros videos este humor irreverente de doble sentido (albur), y ello da esperanzas de que esta línea de trabajo pueda tener alguna perdurabilidad de una buena vez.