Un feriado particular

Crítica de Migue Fernández - Cinescondite

Gianni vive en la casa familiar con su madre viuda. El día antes de la celebración de Ferragosto, el administrador del consorcio lo sorprende con una propuesta muy poco habitual: que acoja a su madre en su casa durante los dos días festivos.

Gianni es un hombre maduro de alrededor de 60 años que nunca se casó ni tiene familia, y por lo que se puede ver también está desocupado. Su día se define por atender a su demandante anciana madre y por darse algún gusto barato, fumando tranquilo en su balcón o tomando su copa de vino blanco en cada oportunidad que tiene. El fiado no deja de crecer y las deudas con el consorcio tampoco, por lo que cuando el administrador le pide que cuide a su mamá sólo por el feriado de Ferragosto, no tendrá más alternativa que aceptar. Él sabe las dificultades que supone cuidar a un mayor, despertarse de noche si es que lo requiere, cocinar, atender su salud, por ese motivo no quiere que su tarea se duplique. El verdadero problema se producirá cuando el supervisor del edificio lleve de sorpresa también a su tía, y Marcelo, su médico de cabecera, le pida el favor de cuidar a su madre mientras él hace su guardia nocturna.

Cuatro mujeres de avanzada edad en la casa de Gianni abren el juego para una película sumamente entretenida con situaciones muy cómicas. Es un humor costumbrista basado más en diálogos a partir del conocimiento de los mayores que en situaciones a las que se considera de comedia en el cine actual, principalmente el norteamericano. Se trata también de una historia sobre una linda amistad que nace, no para el protagonista quien básicamente tiene intereses económicos en el acuerdo, sino entre ellas. El estar alejadas de sus hijos va a potenciarlas y va a permitir que se produzca una suerte de retroceso, dado que van a hacer reclamos, comer lo que no deban y hasta se escaparán de la casa, convirtiendo rápidamente al lugar en una suerte de guardería pero para mayores. Los caprichos iniciales pronto irán decantando en un acercamiento honesto por el almuerzo del feriado, creando un vínculo por el resto de sus vidas.

Gianni Di Gregorio, quien hasta el momento se había desempeñado como guionista en diferentes realizaciones como Gomorrah, de Matteo Garrone, no sólo es el escritor, sino también el director y protagonista de esta divertida comedia italiana. Es en él en quien se sostiene en gran parte la película, transmitiendo su aire cansino y picaresco al espectador. Prácticamente en todos los cuadros brinda una actuación espléndida, la cual se ve favorecida con las intervenciones de las cuatro ancianas debutantes. Sólo basta ver las caras del final, mezcla de inocencia y esperanza, para entender que Grazia, Valeria, Marina y la tía María lograron complementarse a la perfección. Otro toque de distinción lo aportará el acompañamiento musical a cargo de Stefano Ractchev y Carratello Mattia, una suerte de Bajofondo mezclando música tradicional de Italia con electrónica. Sus escasos 75 minutos impiden que el humor decaiga y la convierten en una película digna de ver, ojalá sea así con la nueva realización de Di Gregorio, Gianni e le donne (Gianni y las mujeres), la cual tuvo su reciente estreno en su país de origen, aunque cabría la posibilidad de que, como en el caso de Pranzo di Ferragosto, haya que esperar tres años para que se estrene en Argentina.