Un enemigo formidable

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

El verdugo benefactor

Lucas Marcheggiano ya había incursionado en la búsqueda de persona/personaje con El ambulante, documental que acompañaba el derrotero de un aficionado al cine, quien a fuerza de entrega y pasión se dedica a filmar largometrajes junto a los lugareños de los pueblos que recorre para recuperar la experiencia de ver cine y compartir historias identificables y reales.

La premisa esta vez se extiende a Carlos Borghi, persona/personaje que el director conoció en una veterinaria cuando buscaba veneno para hormigas y a partir de una charla, donde rápidamente descubrió la pasión de Borghi por su trabajo, vislumbró otra película, que puede dialogar perfectamente con El ambulante desde el lugar del acompañamiento sin interferencia expresa en aquellos recortes de realidad.

La profesión de Borghi o el oficio según quién lo observe lidia de manera constante con la vida y la muerte. No es un eufemismo porque el protagonista de Un enemigo formidable trabaja como controlador de plagas, especializado en la caza de roedores, definidos por él como los animales más inteligentes del mundo.

La puesta en escena de este singular documental la define la noche, lo nocturno es el escenario en el que el enemigo se adueña de los espacios humanos y asola a las víctimas circunstanciales e ignorantes de sus hábitos y estrategias de supervivencia. Los roedores son un verdadero desafío del que Borghi se hace cargo bajo la impronta de verdugo benefactor; de servidor público para la tranquilidad de quienes convocan su sabiduría y pragmatismo instantáneo porque la mirada ajena ve un problema que debe solucionarse como sea y de la manera más higiénica posible.

Pero el arte de la guerra define otras reglas, y Borghi prepara tácticas munido de tecnología (cámaras, trampas, cebos, venenos, jaulas) para desarrollar estrategias inteligentes.

Lucas Marcheggiano consigue con la distancia necesaria entre la cámara y el protagonista estructurar un relato dinámico que pide prestado al film noir el código del misterio para avanzar en un oficio o profesión muy ligado a la soledad, pero también a la dependencia de un obstáculo que cambia de manera constante y que permite conocer cómo piensa el hombre y cómo el animal.