Un día lluvioso en Nueva York

Crítica de Gimena Meilinger - Cuatro Bastardos

Un día lluvioso en Nueva York: Cualquier tiempo pasado fue mejor.
El gran Woody Allen regresa a la pantalla grande con una nostálgica comedia sobre su amada Manhattan. Una historia sencilla con enredos, peleas, celos, sexo y más enredos.
En Un día lluvioso en Nueva York (A rainy day in New York, 2019) se lo puede ver a Woody Allen camuflado bajo la piel del protagonista, el joven Chalamet con el alma de uno de los directores más grandes de la historia; un autorretrato del enamorado más famoso de Manhattan, de los clásicos literarios, los clubes de jazz y las mujeres seductoras. La torrencial lluvia es el contexto que Vittorio Storaro le da al relato. El fin de semana estará plagado de más desencuentros que encuentros, humor cínico y los famosos diálogos veloces del director, enfocándose en los encuentros casuales entre los protagonistas, como algo lúdico. Con una mezcla inspiracional entre Annie Hall (1977) y Manhhattan (1979), esta nueva obra maestra está llena de nostalgia.
Gatsby Welles (Timothée Chalamet) y Ashleigh Enright (Elle Fanning) son una joven pareja de universitarios enamorados. Ella, estudiante de periodismo, debe viajar a Nueva York para entrevistar al famoso cineasta Roland Pollard (Liev Schreiber), que pasa por una crisis creativa y personal. Gatsby, su novio experto en apuestas y de padres ricos, decide acompañarla, con el romántico plan de hacer que ella conozca la ciudad. Pero llueve y esto cambia, o parece ser el detonante del curso de las cosas. Lo que en principio iba a ser un fin de semana para consolidar a la inexperimentada pareja, termina siendo una aventura para ambos (pero por separado). Ella conocerá también al guionista de Pollard, Ted Davidoff (Jude Law) y al sensual actor Francisco Vega (Diego Luna). Por su lado, Gatsby se encontrará con Chan (Selena Gómez), la hermana de una amiga de la infancia, que le ordenará, a base de ironías y golpes bajos, sus sentimientos.
El reparto coral es inmejorable, junto con la construcción de cada personaje, donde sus personalidades encastran como las piezas de un puzzle en manos del gran director de actores. Se puede decir, ya a viva voz, que Timothée Chalamet (Call me by your name, 2017) es uno de los mejores actores del momento, con un talento incomparable a sus jóvenes 23 años. En este caso, se mete en la piel de lo que podría ser un Woody Allen de 20 años.
Elle Fanning (Maleficent, 2014), por su parte, hace una excelente interpretación de la jovencita divertida que seduce incansablemente con su inocencia provocadora. Chalamet y Fanning conforman una dupla llamativa, donde es interesante ver a dos personas con características diferentes pero que se comprenden y se respetan para poder desenvolverse como pareja romántica y también seres individuales con sus propias aventuras. Además, acompañan Selena Gómez, Jude Law, Liev Schreiber y Diego Luna, haciendo más grande aún la narración.
Cabe destacar que esta película llega con una gran polémica de fondo dada por las críticas a Woody Allen por los escándalos sexuales, en el marco del movimiento #MeToo. En Estados Unidos, no tiene fecha de estreno, así que por ahora se verá en los cines de América Latina y Europa. Fue la primera vez en casi 40 años que no se estrenó una película del cineasta. Allen inició una demanda a Amazon Studios por USD 60.000.000 por no estrenar su obra.
Ya se conoce que la próxima película de Allen está siendo rodada en España debido a todo este problema, por lo que hay que disfrutar el Manhattan visto con los ojos del excelso director, una vez más, sin saber si habrá nuevas oportunidades. Con la lluvia de pretexto y el excelente trabajo al que nos tiene acostumbrados Vittorio Storaro en fotografía, nada puede salir mal.
Un día lluvioso en Nueva York (2019) es una gran película con una historia sencilla. Woody Allen demuestra, una vez más, que es un maestro del cine contemporáneo con una inteligencia como pocas a merced del desarrollo dramático y la construcción de las psiquis de los personajes creados. Durante la hora y media de duración, idealiza Nueva York, la ciudad que tanto ama el director y guionista de 84 años, ofreciendo amor, humor e ironías, en una historia nostálgica y atrapante. No es su mejor película, pero tiene su inconfundible sello y eso ya marca una diferencia. Los seguidores de Woody, agradecidos por esta vuelta. Y quienes no lo son, también tienen una propuesta excelente de buen cine para disfrutar por las calles de La Gran Manzana.