Un cuento de verano

Crítica de Fernando López - La Nación

El poder de la imaginación infantil

No sucede mucho ni hay demasiado que hacer durante el verano en el soñoliento pueblito polaco donde vive el pequeño Stefek en la casi constante compañía de su hermana mayor y a veces también la del joven mecánico que la pretende y que suele incluirlo en sus paseos en moto. Al padre no lo conoció porque se fue hace mucho a vivir lejos, "atrapado por otra", y los abandonó a ellos y a su madre, ahora siempre ocupada en la atención de su negocio. Pero el chico de seis años, a través de cuyos ojos el polaco Andrzej Jakimowski echa una mirada entre realista y poética a la calma rutina del lugar, jamás se aburre. No le alcanzan las horas para observar lo que hay a su alrededor, y sobre todo para poner a prueba los extraños trucos capaces de torcer el destino que ha aprendido de su hermana. Basta poner concentración y perseverancia, hacer algún pequeño sacrificio y a veces ayudarse con una moneda o un soldadito de plomo (también conviene mantener cruzados los dedos) para que, por ejemplo, cambie la suerte de un vendedor de manzanas al que nadie le compra, o para que, sin mover un dedo, la bolsa que ha dejado cerca del canasto de desperdicios termine al rato dentro de él.

Con tanta fe en sus poderes, no extraña que quiera aplicarlos para recuperar al padre cuando cree identificarlo en un desconocido que suele quedarse en la estación local, fumando un cigarrillo entre un tren y el siguiente. Sólo debe lograr que el viajero, con quien traba alguna relación, permanezca en el pueblo el tiempo necesario para que se encuentre con su madre.

El natural encanto del mundo de la infancia no cede aquí un palmo al sentimentalismo. Una tenue y delicada poesía, el humor más diáfano y cierto aire melancólico (obra del tratamiento de la luz y de la música) envuelven tanto el sencillo cuento del chico como la pintura de la vida pueblerina y de sus habitantes, tarea en la que Jakimowski combina precisión documental, ternura y sensibilidad. Entre otros hallazgos del film hay que anotar la relación entre los hermanos, a la que mucho aporta la transparencia de un elenco (en especial Damian Ul y Ewelina Walendziak) en el que no hay profesionales.