Un crimen argentino

Crítica de Débora Faoro - Loco x el Cine

El kaos, un gag de Superagente 86, un poco de Lennon, grandes actores y PUM: Un Crimen Argentino (2022).

Con esto podríamos suponer que este policial tiene tendencias importadas en la, ya no tan nueva, moda de investigación de crímenes que abundan en las pantallas, pero no, afirmamos que es bien autóctono.

Bajo el ala de Warner y la dirección de Lucas Combina, conocido por el alcance que le dio a su proyecto La chica que limpia (2017), serie policial cordobesa premiada y vendida a Warner para HBO en su versión latina y para Fox en la estadounidense, hoy estrenan esta nueva adaptación de un crimen real de los años 80, documentado y ficcionado por Reynaldo Sietecase con el mismo nombre que la película en 2002.

En el marco de la dictadura cívico-militar autodenominada «Proceso de Reorganización Nacional» que gobernó Argentina durante las décadas del 70 y 80, desaparece un empresario rosarino. Esto genera suspicacias por contexto, sin embargo, la historia juega una competencia espeluznante a tono con el panorama social.

Este thriller, protagonizado por Nicolás Francella (con bigote y tan parecido al padre que parece clon) y Matías Mayer, desandará la investigación, las idas y vueltas de las relaciones Estado/Justicia y en la hermosa Rosario de los años 80 nos presentará a #eldoctor, el asesino y abogado Juan Carlos Masciaro, interpretado por Darío Grandinetti en calzones y bata, imperdible.

Si bien este es un caso reconocido mediáticamente por los sucesos y por el libro de Sietecase, lo cierto es que se disfruta más sin saber detalles para que la película los lleve por los vaivenes de la incertidumbre y los puntos de vista. Algo que este film logra de manera muy efectiva.

Por otro lado, podemos decir que, real, no se necesitaban ingresar a la película con una escena de sexo, algo que parece muy repetido en el cine en general, pero que en el cine argentino ya es un cliché. En cuanto a la actuación, los dos protagonistas están excelentemente apoyados y sostenidos por los grosos de Grandinetti, Ajaka, Luque, Cortese y Bordón que la rompen. Si ya es conocida la queja de la sobreactuación y los guiones poco creíbles en el cine nacional, esta es la excepción. Alberto Ajaka sorprende de manera grata con un personaje ambiguo, un agente del policía encargado de chupar y torturar, que podría quedarse en esa y sin embargo genera matices.

Por otro lado, el contrapunto entre militares y jueces protagonizado por Cesar Bordón y Luis Luque, que va del respeto y miedo al apriete y más miedo, figuran a la perfección los límites, en extremo delgados, de una sociedad asediada.

La historia secundaria habla de un agente de la justicia, Francella, que decide irse del país con los cuestionamientos y resquemores que esto trae. En esta segunda historia aparece una relación amorosa encubierta, el mismo protagonista con la sobrina del Juez (Luque) a cargo del juzgado donde ambos trabajan, y la lucha de esta secretaria que, aun con contactos, intenta darse un lugar en este mundo de hombres. Protagonizada por Malena Sánchez, la Patricia Pacheco de El Potro, lo mejor del amor (2018) sortea con dignidad la primera escena de la película y se asienta en su personaje.

Es digno de resaltar el compromiso que se siente en el papel de Matías Mayer, que en 2015 estuvo en Historia de un Clan, la miniserie basada en los hechos de la familia Puccio, y que en Un Crimen Argentino rivaliza abiertamente con el personaje de Ajaka y que en ese torbellino no se pierde ni se desdibuja. Es un punto no solo para la actuación sino también para los guionistas que lograron estabilizar el drama con humor, al nivel justo, sin llevar la película hacía Los superagentes: Tiburón, Delfín y Mojarrita.

Como ya sabrán, soy muy crítica de las películas argentinas, creo siempre que podemos dar más y queda claro en Un Crimen Argentino que puede ser así.

La puntuación se justifica porque no necesitamos, como sociedad ni como espectadores, poner una mujer en bolainas en la primera escena para que la película sea buena, incluso entendiendo que se puede tomar como un homenaje a los policiales argentinos de los años 80 protagonizados por ejemplo por Federico Luppi o Julio de Grazia.