Un continente incendiándose

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

El vacío lleno.

Como parte de la Trilogía del vacío, proyecto de Miguel Zeballos todavía sin terminar, Un continente incendiándose es el primero de los documentales ensayos en que la cámara registra el paisaje de la Patagonia y a la protagonista Mercedes Muñoz, uno de los tantos elementos que la búsqueda de la memoria reconoce como parte de una idea mucho más compleja y que pone el ojo en la palabra “vacío”. Para llenarla de objetos, y significados que rozan a veces la reflexión sobre el tiempo que se detiene o la muerte desde la expresión más acabada del vacío.

En ese sentido sin una marca o rumbo definido, el derrotero de este opus lo guía la intuición del propio Zeballos en el momento de no esquivar las preguntas difíciles y de cuestionarse desde la puesta de la imagen y su falta de anclaje por el rol directo del observador. Así, los objetos ocupan y desocupan el espacio y el paisaje se vuelve más desolador, el abandono de ese territorio patagónico no es otra expresión fidedigna de la angustia o la perplejidad que a veces genera tomar contacto con personajes, personas como Mercedes Muñoz, su vida rural acompañada de vacas escuálidas, enfermas y ese incipiente gusto por lo poco y el despojo material llevan a este ensayo a instancias lo suficientemente poderosas para intentar encontrarle imágenes a la incertidumbre, la futilidad y la transparencia de la ausencia.

También por eso el interés sobre el opus de Miguel Zeballos puede ser menor para ese público acostumbrado a documentales de mayor caudal narrativo, de linealidad constante que acomoda las piezas más allá de los diferentes tonos de registro.