Un amor imposible

Crítica de Beatriz Iacoviello - El rincón del cinéfilo

Manipulación y pasión en un melodrama a escala de la realidad

La escritora francesa Christine Angot cuyo verdadero nombre es Pierrette Marie -Clotilde Schwartz (nació en Châteauroux una localidad y comuna francesa, situada en el departamento de Indre y en la región de Centro-Valle de Loira. Sus habitantes se llaman, a sí mismos, Castelroussins. Schwartz es el apellido de su madre), es conocida en Francia por una serie de libros autobiográficos (incluyendo “L'Inceste”, “Pourquoi le Bresil?”, “Rendez-vous”) que relatan los abusos que sufrió cuando era niña y la vida que construyó a pesar de la raíz de su trauma.

Su obra se caracteriza por relatos que poseen dolorosos datos autobiográficos sobre sus experiencias sexuales y estados psicológicos pasados y presentes. Las confesiones en primera persona de Angot regresan una y otra vez a los eventos perturbadores de su juventud, reflexionando sobre sí misma, pero especialmente bucea en el universo de la mujer maltratada y abusada.

En “Un amor imposible” se unen dos figuras reconocidas en su país de origen: Christine Angot, y Catherine Corsini comprometidas con causas relacionadas a la violencia de género, y en especial la directora con la violencia doméstica y el racismo.

En “Un amor imposible” (“An impossible love”), adaptada de la novela homónima escrita, en 2015, por Christine Angot, la directora Catherine Corsini (“La nueva Eva”,1999, “La repetición” ,2001, “Tres mundos”, 2015) se centra en la tumultuosa infancia y adolescencia de la escritora desde el punto de vista de su madre, Rachel, excelentemente interpretada por la actriz belga Virginie Efira (“Victoria”, Justine Triet, 2016, “Elle” , Paul Verhoeven, 2016 ).

La historia comienza a finales de los ‘50 y finaliza en el 2000. A través del relato el espectador sigue la vida de Rachel, que promedia los veinte años, alegre, trabajadora y despreocupada, y habita en un pequeño pueblo, cercano al sur de Francia.

Catherine Corsini, quien co-adaptó el guion con Laurette Polmanss, sigue cronológicamente la historia de la joven, y expresa las observaciones de Angot sobre lo que está sucediendo en la pantalla, a través de una voz off como un narrador testigo, pero que la vez es protagonista omnisciente de los hechos que relata. El método, aunque conmovedor, por momentos, también se torna literario en su modo sistemático de adherirse al texto.

La estructura de “Un amor imposible” es clásica, mantiene rígidamente los tres actos que sostiene el patrón hollywoodense, con cortes de saltos en el tiempo muy bien equilibrados, mientras desarrolla en su trama una de las adicciones afectivas más frecuentes en una pareja, la relación sado-masoquista, de la que es muy difícil escapar sino se tiene una voluntad férrea.

Gran parte de la primera mitad de la película, sigue a Rachel cuando cae bajo el hechizo especulativo y sexual de Philippe (Niels Schneider, “Primavera en Normandía”, Anne Fontaine, 2014, “Polina” , Valérie Müller, 2016).

La segunda se relaciona con las consecuencias que debe afrontar de su breve y apasionada unión, de la cual nace su hija Chantal. Ella la cría sola y logra construir una vida estable en el proceso, sin dejar de reclamar una y otra vez a su padre que le dé el apellido. En esos pasajes se introduce a Estelle Lescure, en su primera presentación en la pantalla grande. Mientras que la Chantal adulta es interpretada por la actriz y cantante Jehnny Beth (líder del grupo de pospunk Savages). Tal vez el personaje de Philippe sorprenda al espectador, porque a la manera de Dorian Grey no envejece y parece que el tiempo no lo alcanzara. O tal vez sea una metáfora de que los seres como él al igual que Drácula sobreviven a los siglos.

La dirección apasionada de Catherine Corsini, desde una perspectiva comprometida de género y política, ofrece una visión trágica a este melodrama de amor y sexismo, en donde el desamor desarticula, entre relaciones familiares profundamente disfuncionales, toda posibilidad de construir un mundo futuro En la propuesta se señala, de manera pedagógica, como la adicción de la protagonista le imposibilita escapar del laberinto de rupturas y reconciliaciones.

El tema del amor ha generado miles de palabras que se incorporaron a poemas, novelas, guiones cinematográficos, y pintura. El amor nunca abandona al ser humano, es parte de su naturaleza. Francisco de Quevedo escribió: “Es hielo abrasador, / es fuego helado, / es herida que duele y no se siente, / es un soñado bien, /un mal presente, /es un breve descanso muy cansado.” Y Lope de Vega nos recuerda: “beber veneno por licor suave, / olvidar el provecho, amar el daño, /creer que un cielo en un infierno cabe, / dar la vida y el alma a un desengaño: / esto es amor, quien lo probó lo sabe.”