Un amigo abominable

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Es blanco, esponjoso, adorable y también sabe utilizar a la naturaleza con sus poderes mágicos. En esta colaboración de Dream Works con Pearl Studio de China, todo está hecho para agradar a la conquista del mercado oriental, con toques místicos, en una aventura que comienza en Shangai y que aterriza en el Monte Everest. Así también se llama esta criatura, pichón de Yeti que fue capturada por un hipermillonario para su colección privada. Huye de sus captores como King Kong sube a los edificios, se refugia en una terraza y tiene la suerte de cruzarse con una adolescente sensible que lo ayudará de regreso a su hogar, junto a dos chicos. Todo en esta realización de escrita y dirigida por Jill Culton, co-dirigida por Tood Wilderman (uno de los guionistas de Monster Inc) es previsible. La defensa de la ecología de la ambición humana, el respeto a todas las especies y al equilibrio ecológico,  la familia como valor supremo y el entendimiento de dos adolescentes que parecían polos apuestos. La chica heroica, a tono con los tiempos que corren y chico frívolo que madura. Los mejor son los efectos que logra “Everest” cuando se concentra y puede transformar un campo de flores amarillas en un tsunami, o dominar tormentas, o arreglarle las cuerdas al violín de su amiga, con sus pelos, para lograr un momento religioso junto al buda gigante de Leshan en Sichuan. Todo calculado pero perfectamente realizado por profesionales que estuvieron en Kung Fu Panda. La película está dedicada a los más chicos, de diez años para abajo.