U2 3D

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

El rock que se toca bien de cerca

U2 es una de las bandas más espectaculares del rock internacional y eso parece no ser noticia. Pero verlos a Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr. tan cerquita, gracias a los efectos mágicos de 3D, ratifica que son únicos, que no en vano están siempre un paso adelante en cuanto a producción de shows en estadios, y que, como si fuera poco, tienen esas bellas canciones que saben conmover a públicos de todo el mundo.

"U23D" está filmada en el marco del "Vértigo Tour" realizado en la última gira latinoamericana, pero preferentemente las imágenes fueron captadas de los shows inolvidables ofrecidos en el estadio Monumental de River Plate, en marzo de 2006.

La banda irlandesa tiene una lista de canciones tan sutiles y profundas, que podría tocar en el peor de los escenarios y lucirse igual. Pero ellos apuestan siempre a que la puesta sea un elemento clave en sus giras. Y aquí se nota más que nunca.

Bono juega al límite de su expresividad, canta con el alma, se emociona y emociona aún más a los que lo miran a tres metros de distancia. Esas imágenes provocan un efecto multiplicador en el espectador, que siente que lo puede tocar, y que sentirá que casi puede oler la transpiración del que revolea la remera en la pantalla gigante, aunque todos son cómplices del juego de la imagen.

No es un detalle menor la selección de temas que se eligió para este filme de 80 minutos, en donde confluyen los más grandes éxitos del grupo con canciones que quizá no estuvieron en el tope del ránking, pero nunca van en saga en calidad.

U2 marca presencia tanto en la potencia de "Beautiful Day" como en "Sunday Bloody Sunday", en donde la frase "Coexista" llama a la convivencia religiosa.

La defensa de los derechos humanos late nuevamente en "Mis Sarajevo", donde impacta la voz de Bono en el estribillo que grabó Luciano Pavarotti, y en "Pride (In The Name Of Love)", donde se le cede el protagonismo al público.

La cámara se mete en el escenario como un ojo vouyer, pero sin abusarse del efecto. U2 y la gente gobiernan la pantalla y eso es un acierto de la dupla de directores. Entre las perlitas se destacan "One", con la introducción sutil de la guitarra de The Edge, todo un sello de identidad, y "With Or Without You", donde la gente hace el coro como si esa parte estuviese escrita especialmente para ellos.

El final con "Yahweh" y el corazón latiendo en rojo es todo un símbolo. U2 lo logró una vez más.