Tuya

Crítica de Álvaro Fuentes - La cueva de Chauvet

La Tradición policial es tuya

Salvedades del caso

Hacer una crítica a favor de la película argentina Tuya es una tarea ardua porque, hay que reconocer, se trata de una pieza cinematográfica con muchos problemas. Entre paréntesis, qué difícil es definir la naturaleza de los problemas de una película, dado que muchas veces esos problemas parecen de un orden extra-cinematográfico, disfuncionalidades del organismo fílmico en su conjunto, y no de un único aspecto técnico.

Lo primero que salta a la vista como problema en Tuya es una voz en off con la que abre el relato, que no solo está para presentar algunos aspectos contextuales de la historia sino también para exponer los pensamientos morbosos interiores de la protagonista, en la piel de Andrea Pietra. Sin embargo, hay algo forzado en esa voz. Al ser la adaptación de una novela de Claudia Piñeiro (la tercera novela policial adaptada de la misma escritora luego de Las viudas de los jueves y Betibú), la voz en off parece cumplir la finalidad de brindar cierta información que originalmente estaba en formato de narración escrita. Y es ahí, precisamente, donde puede residir el problema: al ser lenguajes distintos (la literatura y el cine) muchas veces se producen excesos en la aplicación de fórmulas de un lenguaje en el otro. La voz se oye excesiva, invasiva del terreno propiamente audiovisual.

Volviendo al tema de las voces en off en el género policial, tan utilizadas en el cine negro norteamericano, Betibú, que es una película muy bien terminada, resuelve la cuestión introduciendo en off pasajes de lo que la escritora de policiales, corresponsal en el caso que se investiga, escribe en sus crónicas. El uso claro del recurso hace que los elementos del relato cinematográfico funcionen de manera más cohesionada.

Podríamos señalar unos cuántos elementos disonantes en la película, como el personaje de la hija de la pareja protagónica. Hay directamente cabos sueltos en la línea narrativa que rodea dicho personaje, como por ejemplo que la joven descubra ciertos indicios del móvil homicida, generando suspenso al agregar a la trama un nuevo testigo, y luego no se vuelva a hablar del tema, cometiendo así una falta grave del género.

De la imaginación literaria a las pantallas

Para defender esta película hay que pensarla desde una perspectiva más amplia, salida incluso de la película misma. Se trata, como dije, de la tercera adaptación de las novelas policiales de Claudia Piñeiro, una autora que al parecer escribe con proyección cinematográfica. Piensa novelas que sean buenas para llevar a la pantalla. Y Tuya, efectivamente, está poblada de escenas cinematográficas: la escena del crimen, observada por la protagonista escondida atrás de unos arbustos, y la idea equivocada que se forma a partir de lo que ve, o la serie de escenas en que persigue en auto a su marido tratando de descubrir si está siéndole infiel y con quién.

Es saludable y necesario que las historias policiales locales, con tramas nacidas de nuestra imaginación detectivesca, sean llevadas a las pantallas de cine. Sería deseable que todas sean adaptaciones felices y bien logradas, como el caso de Betibú, pero eso es imposible que ocurra, dado que el cine es una constante práctica de la prueba y el error. Lo importante es que apostemos a crear una identidad narrativa plasmando en el cine nuestros relatos detectivescos provenientes de la literatura.

El desarrollo en los últimos años del cine policial en Argentina habla de un crecimiento exponencial de nuestro cine nacional. Se trata de un tipo de estructura narrativa más compleja y orientada a entretener con productos de calidad. Luego del neo-realismo argentino de los noventa, llegaría la expansión del cine de género, que en el ámbito del policial se expresó en los cines de Bielinsky y Szifrón, y más recientemente con películas como Tesis de un homicidio, Muerte en Buenos Aires, o la menos lograda Todos tenemos un plan, entre otras.

El trabajo de adaptación, por parte de diversos directores, como Marcelo Piñeyro, Miguel Cohan y ahora Eduardo González Amer, de las novelas de una escritora con un estilo para crear historias policiales locales, es un síntoma de la consolidación del cine de género, y del cine argentino en general. Los nórdicos, los franceses, los italianos, son solo algunos ejemplos de países que han desarrollado un cine que exprese su narrativa policial, incluso con personajes detectivescos nacidos en la literatura e instalados luego en las pantallas audiovisuales.

El género policial abre las puertas de un cine más sofisticado porque obliga a contar historias enmarcadas en una serie de reglas precisas y ordenadoras. Implica un doble esfuerzo creativo: habla del mundo y la realidad que nos rodea, pero además cuenta una historia pensada para entretener. En Las viudas de los jueves, buen ejemplo para graficar esto, se produce la misteriosa muerte de un grupo de amigos, electrocutados en la pileta de una casa del country en el que viven. Todo esto en el contexto de la crisis económica del 2001 y el clima de desesperación que trajo aparejada la pérdida de estatus de muchos empresarios que hicieron su fortuna sobre la base de una burbuja financiera que tarde o temprano iba a explotar. La historia se cierra precisamente el día de los saqueos. Si bien es una película muy bien contada, a cargo de Marcelo Piñeyro, le falta salirse del modelo de cine dramático e introducirse más en la atmósfera de un policial. Tuya, con todas sus imperfecciones técnicas, logra introducirnos en una atmósfera de misterio y, lo que no es menor tampoco, entretiene.

Por último, me gustaría hacer una defensa del policial pasatista o de entretenimiento. Por supuesto que deben rescatarse los grandes policiales, que además de entretener son joyas desde el punto de vista estético. Pero el género policial es un tipo de cine que se produce a gran escala porque busca brindar ficciones que ayuden al grueso del público consumidor a adentrarse en universos alejados de su existencia cotidiana. Esa producción a gran escala del policial, a su vez pensada para escalas de público también mayores, hace que naturalmente no todos sus exponentes sean obras maestras. Por otra parte, cuando el cine policial logra entretener, no es necesario que alcance la perfección estética. El declarado objetivo de entretenimiento hace que sea un género menos pretencioso y lo salva de taxativas condenas ulteriores.