Tutti I Santi Giorni

Crítica de José Carlos Donayre Guerrero - EscribiendoCine

Padres sin hijos

Tutti I Santi Giorni (2013) es una comedia romántica que no intenta encasillarse en las características de dicho género, debido al uso de otros elementos pertenecientes al drama y a lo onírico, además de tener un registro sencillo y dirigido al realismo, lo que le da ese peso llamativo a su propuesta narrativa.

Guido es un muchacho tímido que se ha dedicado a estudiar artes y letras, vive en Roma y trabaja todas las noches en la recepción de un hotel. Empujado por sus deseos de superación pero sin perder su mundo onírico y literario, se mantiene auto destinado en su rutina laboral. Vive con Antonia, apasionada por la música y deseosa de convertirse en una exitosa cantante, trabaja en una empresa de alquiler de autos. Él, deseoso de vivir su amor por las artes clásica, trabaja de noche y ella, amante de cantar al compás de su guitarra, de día. Durante la semana solo se cruzan en la mañana pues él llega y ella se alista para salir, y así van construyendo su vida de pareja hasta que todo entra en crisis cuando desean ser una familia y tener un hijo.

Los elementos presentes dan a entender que el film caería en sentimentalismos y problemas de pareja ya antes vistos, pero el mismo contexto en el que se encuentran los personajes comienza a que la película recobre un sentido más atrapante debido a la mezcla de elementos: El primero de ellos es el drama, pues es la imposibilidad y el dolor de no poder tener un hijo (sobre todo para Antonia), comienza a darle al relato un matiz que lo aleja de la comedia románica. Y sobre todo porque dicho drama, donde todo parece envolverse en cierto aire de tragedia llega desde lo cotidiano, potenciado por un estilo realista de filmar con una cámara cómplice y testigo.

Al drama habría que sumarle el humor que está muy presente, pero no para volver los momentos risibles, sino para que la narración deje de ser dolorosa y no caer así en la solemnidad o sobriedad. Con el humor aflora y resulta un optimismo necesario.

Podría hablarse de una cara principal que está junto al amor, y que puede subsistir más allá de los problemas o ausencias, de lo visto como la razón fundacional de una familia: un hijo. Y que aun siendo tan diferentes, Guido y Antonia llegados de universos completamente alejados, están para acompañarse y seguir adelante frente a un problema que puede asaltar a cualquier pareja y complementarse.

Sin llegar a ser una obra maestra pero manteniendo buen ritmo, Tutti I Santi Giorni deja de aligerarse para acentuar el presente de los ritos médicos que ayudan a tener hijos. Del mismo modo se enfatiza un sentimiento intangible, que es el querer ser papá y mamá.