Turbo

Crítica de Vicky Vázquez - Cine & Medios

Caracolito tuneado

Teo es un simple caracol de jardín con un sueño demasiado grande para él: ama la velocidad y quiere correr carreras. Todos sus congéneres, en especial su hermano Chet, se esfuerzan por convencerlo para que acepte su lenta realidad, pero Teo no entra en razones. Una salida nocturna y un peculiar accidente hacen que se convierta en lo que siempre deseó: un caracol veloz. Luego otra casualidad lo llevará a manos de algo así como su equivalente humano: un joven que trabaja junto a su hermano en un humilde puesto de tacos, y que también tiene sueños que nadie comprende.
La propuesta como historia no es demasiado novedosa: los pequeños soñadores que luchan por cambiar su realidad a pesar de los obstáculos, pero está bien resuelta. Si bien comienza con una introducción algo larga, el filme luego toma un buen ritmo. Lo interesante de la estructura es que no hay un villano que obstaculice a los protagonistas, sino que los problemas para lograr sus objetivos los originan quienes no creen en ellos. Así, los personajes no resultan tan maniqueos, sino más bien muestran sus limitaciones a la hora de arriesgarse a algo distinto. Si hay una oposición es la de “soñadores” versus “resignados”.
Si bien hay mucho humor, el filme no cae en los ya más que habituales guiños para adultos, sino que más bien se utiliza un humor muy familiar, muy parejo y ameno. En cuanto a los aspectos técnicos de la animación, la versión en 3D aprovecha todas sus posibilidades para destacarse, en especial en las partes de las carreras de automóviles, que parecen de Fórmula Uno real.
Para quienes les interese, vale ver la opción de la versión en idioma original para escuchar a Samuel L. Jackson como “Chicotazo”.
Una propuesta para chicos con mensaje positivo, que aunque no sobresalga por su originalidad, es entretenida y está bien realizada.