Turbo

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

¿A él le dicen lento?

Un filme energizante, con Teo, un caracol fanático de las pistas, cuyo cuerpo recibe óxido nitroso y desarrolla una velocidad única.

Simple pero efectiva, Turbo no requiere (ni busca) grandes secretos argumentales sino un solo eje de acción: el don de la velocidad en el mundo de los opuestos. ¿Por qué? Un caracol es el protagonista.

El original enfoque de la opera prima de David Soren, quien trabajó junto a los guionistas Darren Lemke (Madagascar, Jack el cazagigantes y Shrek para siempre) y Robert Siegel (El luchador), abarca la vida de Teo, un molusco fanático de las carreras y coleccionista (en VHS, ojo) de la trayectoria de Goyo, un conductor francocanadiense y quíntuple campeón de las 500 Millas de Indianápolis.

Los días de Teo pasan tediosamente en un jardín donde se encarga, junto a sus amigos, de recolectar y alimentarse a base de jugosos tomates. Y cada mañana algún cuervo se lleva algún caracolito al estómago (epa, peli atp).

Las antenitas del molusco no están en la rutina sino en las pistas. Es rehén de la velocidad y quiere batir su record de 17 minutos en carrera. Muy bien logrado el esfuerzo animado del pequeñito.

Su vida cambiará cuando, junto a su hermano Chet (más precavido y menos intrépido que Teo), conozca a un grupo de “carrocoles”, moluscos con sus conchas espiraladas listas para pistear. Ellos son motivo de lucro para unos lumpenes humanos que trabajan en Starlight, un pequeño (y nada exitoso) reducto comercial. Allí trabaja Tito, quien con su hermano Angel, manejan el local Dos Bros Tacos y parecen el reflejo humano de los moluscos, el primero es soñador, aventurero, al segundo, sólo le interesa administrar el negocio.

Pero un accidente hará “morir” a Teo y “nacerá” Turbo. Quedará embebido en óxido nitroso y su ADN se transformará (¿guiño a La Mosca o El Hombre Araña?) transformándolo en un caracol a altísimas revoluciones y un kilometraje digno de un Fórmula 1.

Desde ese momento el filme comienza a ganar en vértigo y el 3D hará de las suyas. Sobre todo ante los intrépidos participantes en las 500 Millas de Indianápolis. El villano de turno es, paradójicamente, Goyo, su ídolo, quien le da dramatismo al filme mostrando la esencia humana del narcisismo y depredación competitiva. Valdrá todo para derrotar al ingenuo Turbo, quien se enciende como si fuese un neón azulado y dejará atrás a todo aquel vehículo que desafíe su velocidad supersónica.

Los personajes secundarios carecen de relevancia en el filme, corren desde atrás al caracol estrella que acapara todo. Asoma Sombra (por su rol de antihéroe), Chicotazo -adaptado con la voz de Samuel Jackson- y Pepe Maniobra, doblado por Snoop Dogg. El hip hop manda como banda sonora y también está la voz de Michelle Rodríguez (sí, la de Rápidos y Furiosos), fiel representante de cine y velocidad.

Turbo podrá ser algo inocentona, pero para aquellos fierreros que se alían a los desvalidos, pongan primera y déjense llevar por la velocidad... sí, de un caracol.