Tunteyh o el rumor de las piedras

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

¿Qué culpa tienen ellos? Si viven aislados de todo contacto con la civilización y no le hacen mal a nadie, ¿Por qué tienen que pagar el precio por un progreso que a ellos no les llega y ni siquiera están interesados en que les llegue?
Si ellos pueden ser felices viviendo así como viven. Tunteyh o el rumor de las piedras es un documental que duele en el alma; que busca una comprensión que es muy probable que nunca llegue. En 2003 Marin Rubino se adentró en una comunidad wichí en Salta para realizar el documental televisivo Wichí del Monte y del Río; y ya ahí hablaba de la intromisión del hombre blanco en un rito ancestral.
Tunteyh regresa ahí, para volver sobre la misma problemática pero desde otra perspectiva. Un juego de niños, un ritual con piedras que habla de la hermandad y la unión de pares, en ello se enlaza un relato de devastación, de desolación preocupante frente a la mirada de un integrante de la comunidad, Jairo.
La comunidad de Nop ok wet ve amenazada sus costumbres y su subsistencia por razones que nada tiene que ver con ellos. Es un ataque ambiental del que ellos no forman parte más que como damnificados. El desvío de un Río hacia Paraguay, la explotación de una mina boliviana y la consiguiente contaminación del agua, deforestación, desaparición de especies animales y botánicas, y como si fuese poco una imposición cultural.
Quienes viven en la comunidad no entienden las razones, desconocen qué es lo que los rodea, qué es lo que los agrede con circunstancias que escapan de sus manos, sólo quedan penas para ellos; y la sensación de hacerlos sentir inferior por ser diferentes.
Tunteyh es un documental formal, de ritmo quebradizo, muchos podrán decir lento, pero es el ritmo de la comunidad. Se sigue con interés y logra penetrar en nuestras fibras emocionales. Hay una idea de que un cambio profundo, cultural, tiene que ver de parte nuestra, y también la idea de que ese cambio no va a llegar.
Entonces, ¿Qué les queda a esta comunidad tan ajena a todo que desconoce lo vil que puede ser el hombre y su avaricia? Tiene que haber otra solución más allá de sufrir sin ser escuchados. Rubino, aquí, pone su granito de arena, funciona como el parlante para que su voz salga al exterior, para que nos demos cuenta que no estamos solos, que hay otra sociedad, con tantos derechos como nosotros, y que como tal, merece el mayor de los respetos.