Regreso con gloria

Crítica de Mariano Torres - Fuera de campo

El contexto es Hollywood es su edad dorada y gloriosa repleta de clásicos inolvidables que se producían con la misma facilidad que hoy se filman películas tanque vacías de contenido. Estamos hablando de la época en que Hitchcock, Billy Wilder, Mankiewicz y Elia Kazan eran pochocleros. En énfasis estaba puesto en la narración y todo comenzaba con un buen guión. Ahí los guionistas tenían un rol fundamental en la génesis de una película a la cual inclusive concurrían al estudio a asistir a los actores y directores con sus tareas. Dalton Trumbo fue una bandera de esa generación hasta que comenzó la caza de brujas.

Trumbo está representado como un atípico héroe americano al mejor estilo de Gary Cooper en Solo ante el peligro (casualmente escrita también por guionistas pertenecientes a las listas negras). En plena época de ferviente persecución al sentimiento antiamericano, Trumbo, confeso comunista, no resigna su ideología ni tampoco sus intenciones de abandonar la industria. Pese a que la opinión pública, la prensa y hasta algunos de sus amigos lo condenan, el personaje aquí interpretado por Bryan Cranston de manera sublime se las rebusca para seguir escribiendo bajo seudónimos y hasta conseguir que estos alter egos suyos ganen dos premios Oscar.

El estudio que realiza Jay Roach sobre la vida de Trumbo es una dignificación de su carrera como guionista y una reivindicación de la libertad que se le negó por culpa de un gobierno opresor empecinado en hacer su guerra fría en territorio propio. Pero también es un retrato de las contradicciones de un sujeto que predica ideas socialistas desde la comodidad de un asalariado de Hollywood. Este erudito demuestra una presunta superioridad moral para con algunos de sus colegas con quienes su comportamiento arrogante y soberbio lo distanciará por siempre. Incluso se maneja la dualidad de sus principios e ideas políticas por sobre el bienestar de su familia. Y es que Dalton Trumbo era la suma de todo eso propulsado por la anómala situación de una temible caza de brujas que acentuó la arbitrariedad de la justicia sobre una sociedad uncida en temor y confusión.