Trueno y la casa mágica

Crítica de Rolando Gallego - EscribiendoCine

Magia y Amor

A diferencia de su film anterior, el realizador belga Ben Stassen (Las aventuras de Sammy: En busca del pasaje secreto) omite el tono pedagógico e impronta ecológica para meterse de lleno junto a Jeremy Degruson en Trueno y la casa mágica (The House of Magic, 2013), con la idea de preservar los recuerdos para aprender en el presente y luchar contra aquellos que niegan el pasado como posibilidad de crecimiento.

A simple vista la película puede ser tomada como la historia de un gato (Trueno) que, tras ser abandonado por sus anteriores dueños, encuentra en la casa mágica a la que alude el título el resguardo necesario para sobrellevar su nueva situación, pero en realidad el trasfondo y contexto que Ben Stassen y Jeremy Degruson arman para la ocasión -basado en la magia y la ilusión-, le dan un giro a la linealidad de la historia.

Trueno conoce primero, dentro de la corroída casa, a Jack el conejo y Maggie el ratón, aparentemente los líderes de una vivienda con muchas sorpresas y misterios por develar, sin saber que en realidad detrás de ellos está un mítico ilusionista llamado Lawrence, que supo hacer maravillas con sus trucos y engaños. Entrado en edad, y con el peso del paso del tiempo sobre sus hombros, la casa es una continuidad de su estado, no de ánimo sino de situación frente a la vida moderna, y principalmente frente a su sobrino Daniel, quien aprovechando un accidente del anciano en la vía pública intenta, una vez más, vender la propiedad e internar en un asilo a Lawrence.

Si en un primer momento Jack y Maggie ven con malos ojos a Trueno, es porque en el fondo ambos dedican su vida a cuidar de Lawrence, a quien la magia le ha permitido superar las pérdidas que la vida le quitó, y en cierta medida creen que la llegada del felino se convertirá en una nueva amenaza para él y ambos. Demás está decir que no sólo Lawrence convive con estos tres personajes, sino que habrá una serie de artificios y elementos mágicos que conformarán (al mejor estilo Toy Story) el universo de la casa mágica, siempre que alguien siga creyendo en la ilusión que se esconde detrás de un truco, y que se terminarán convirtiéndose en la defensa ante los embates de Daniel y su ambición de eliminar a su tío y artefactos.

Trueno y la casa mágica es una película animada de trazos simples y una transición suave entre las acciones. El diseño de los personajes es correcto y logra un impacto mayor en aquellas escenas en las que los elementos para hacer magia de Lawrence toman vida. La utilización de una banda sonora compuesta por clásicos del rock y pop inglés, además, generan un guiño con aquellos adultos que acompañen a los menores a las salas, sobre todo quienes entren creyendo que sólo verán un film más sobre un pequeño felino y algunos antagonistas.

El fundamento de Trueno y la casa mágica es la ilusión como poderosa herramienta para seguir creando universos paralelos al real, y que en la recuperación de una atmósfera nostálgica que encuentra en los objetos retro su principal fuente de inspiración, le permite a los directores jugar y divertir con un discurso potente sobre la lucha por los ideales, el resistir ante los embates de los poderosos (cualquier semejanza con Mi pobre angelito es pura coincidencia) y, principalmente, ser honesto con los demás para poder seguir creyendo en el poder transformador del amor y la amistad.