Trueno y la casa mágica

Crítica de Luciano Mezher - Visión del cine

La cartelera de cine recibe el estreno infantil belga, Trueno y la casa mágica 3D; con una narrativa pobre; y que apenas funciona para los más chicos.
Buscando refugio de una tormenta, Trueno, un gatito abandonado, se cuela en una misteriosa mansión propiedad de un viejo mago llamado Lawrence alias “El Ilustre Lorenzo”. Lawrence comparte su mundo de cuento de hadas con muchos animales y una deslumbrante variedad de autómatas y aparatos capaces de dar vuelta cualquier rutina con un espectacular despliegue de canto y baile. Tan pronto como Trueno comienza a sentirse bienvenido, Jack el conejo y Maggie el ratón inician una conspiración para conseguir que lo echen. Cuando Lawrence debe internarse en el hospital a causa de un accidente con su bicicleta, su sobrino intenta engañarlo para vender la casa. Pero sus andrajosos habitantes desarrollan una estrategia espeluznante para defender su hogar. Ellos convierten su casa en una mansión embrujada utilizando a Trueno como su arma secreta.

Trueno y la casa mágica carece del presupuesto de las grandes producciones de Disney, Pixar o Dreamworks; pero ahi no reside el problema.

Pequeños estudios han logrado grandes narrativas en animación, sin perder el encanto de sus personajes o los mundos que crean. En este caso, la historia se vuelve simple y sin sorpresas. Cada escena carece de correlación con la que sigue; marcado por una música encajonada a la fuerza en la post-producciòn.

No hay empatía con el protagonista (falla primordial en un film de animación para chicos), sus travesuras divierten a chicos menores de siete años que ni le prestan atención a la pantalla; y los grandes pierden interés a los diez minutos de comenzada la película.