Trueno y la casa mágica

Crítica de Javier Porta Fouz - La Nación

Aventuras felinas y animadas

Empieza la película y Trueno es abandonado por sus dueños, pero ésta no es una película sobre las penas de este gato anaranjado, sino sobre sus aventuras. En pocos segundos, Trueno tiene que escapar de varios coches, una patineta y un perro feroz. Y recala en una casa. Suena "The Lovecats", de The Cure. La casa parece embrujada, pero es mágica, es la morada de un mago que tiene otros animales con los que establecer conflictos, y también juguetes mágicos. Habrá que defender la casa porque hay intereses inmobiliarios que quieren sacar al venerable mago de su lugar. Un planteo sin gran originalidad -suenan los ecos de Un ratoncito duro de cazar y de Mi pobre angelito, entre otros-, pero con velocidad, interacción más rítmica y enérgica entre animales que entre humanos y una animación que privilegia el aspecto caricaturesco en las proporciones físicas de los personajes y que usa los espacios como lugares de paso y comedia física antes que como paisajes con algún tipo de identidad. Suena en algún momento "House of Fun", de Madness, y también hay canciones de Nico & Vinz y de Selena Gomez. Se trata de combinaciones musicales sin vueltas para apuntar a la edad del público objetivo y también a la de sus acompañantes.