Tropicália

Crítica de Patricia Relats - El Espectador Avezado

Marcelo Machado se puso en esta titánica misión de contar en un relato lo más inexplicable que existe: la conexión entre los sonidos y la tierra, la magia que sucede cuando un pueblo se manifiesta a través de una música que le es absolutamente propia en su mezcla entre lo autóctono y lo impuesto, entre el paso del tiempo y el paso de las modernizaciones y, con su mensaje, cultiva adeptos en el resto del mundo.
Tropicalia no es sólo un movimiento musical de los 60s en Brasil.
Tropicala tiene su nombre a partir de una obra conceptual expuesta por esos primeros años del movimiento y hasta vemos sus manifiestos al estilo del Neorrealismo Italiano en cine, vemos performance en teatros, en literatura y en poesía. Heredando formas y estructuras extranjeras, logra condimentar con estilo propio una forma de vanguardia que será lo que combine el amor del pueblo por el fútbol, sus ideales políticos en contra de la dictadura y su censura y mucho de la idiosincrasia brasileña.
El film muestra cómo los estereotipos llevaron a confundir esta música con una pasión por el rock que lo hicieron tan popular internacionalmente y puede reconocer épocas e idiosincrasias en ese ambiente maravilloso que plantean.
Lo interesante es no sólo la cantidad de material de archivo que tienen (que muy acertadamente combinan con formatos cuadrados para simular televisores), sino los narradores de la historia entre los que vemos a Caetano Veloso y Gilberto Gil, que nos llevan por el espíritu de poder manifestarse en estos turbulentos momentos. Porque, como movimiento que ha tocado a toda forma de arte, ha sido un espacio de catarsis para el pueblo.
Otro gran acierto de Machado fue que el hilo conductor entre el material sean casi siempre las voces de los entrevistados, donde pareciera que orgánicamente nos ponemos en contexto y podemos comprender por qué significó lo que significó. Era un movimiento donde se respiraba una renovación joven, con su identidad y la mezcla que pide la tierra y eso se ve reflejado en cada fotograma del film.
Es un film extenso, pero muy explicativo. Tan plagado de ejemplos que a uno no le queda otra opción que comprender el amor que le genera a este director y guionista este movimiento con el que creció. Un capítulo completo sobre historia del arte latinoamericano, en dos horas.
Muy recomendable.