Tron: El legado

Crítica de Facundo J. Ramos - Toma 5

"Ideas superiores"

En el año 1982 Disney le dio luz verde al desconocido director Steven Lisberger para que llevara adelante un ambicioso proyecto que revolucionaría la industria del cine muchisimos años después de su estreno.

“Tron” contaba la historia de Kevin Flynn (Jeff Bridges), un programador y dueño de un salón de fichines que lograba ingresar a un mundo virtual llamado “la red”, en donde un autoritario software pirata conocido como Master Control Plan hacia de las suyas y hostigaba a programas más débiles.

Junto a su único aliado dentro de ese universo, un programa llamado TRON (Bruce Boxleitner), Flynn lucha para destronar a MCP a través de unos juegos mortales en una especie de coliseo romano virtual, siendo esta la única solución posible para salir de ese mundo.

La película, en aquel entonces, no fue bien recibida ni por el publico ni por la prensa y años después pasaría a conocerse como la “oveja negra” de Disney debido a su estrepitoso fracaso. Lo que si consiguió esta producción fue dar un paso agigantado en lo que respecta a los efectos especiales ya que fue una de las primeras en construir secuencias enteras con CGI (imagen generada por computadora) algo que con el paso del tiempo se volvería moneda frecuente en todas las producciones cinematográficas, incluso en las de Disney.

Por este motivo la academia de cine de los Estados Unidos tuvo que replantearse que es lo que abarcaban los efectos especiales, ya que hasta ese momento solo el maquillaje estaba incluido en esa categoría. Y si bien “Tron” marcó el camino para producciones futuras en el plano visual, en aquel entonces, solo estuvo nominada a “Mejor Sonido” y “Mejor Vestuario” sin ganar ninguna de los dos estatuillas.

Con el paso de los años la película de Lisberger empezó a adquirir cierto carácter de “culto” debido a que fue una de las pioneras en hablar de realidades virtuales y darle protagonismo a los juegos arcade y al mundo de las computadoras, dos industrias que empezaban a crecer de forma agigantada por aquel entonces.

“Tron: El Legado” tiene la difícil tarea de ser una secuela que funcione también como primera parte, ya que después de la suerte que corrió ésta era arriesgado tomar la historia desde el punto donde nos habíamos quedado 28 años atrás.

La historia esta vez se enfoca en el hijo de Flynn, Sam (Garret Hedlund) quien pasa sus días esquivando su destino como heredero de la compañía ENCOM, hasta que una noche un viejo amigo de su padre le entrega pistas que podrían dar con su paradero.

Si bien el prologo de “Tron: El legado” es bastante eficaz e interesante, claramente no es lo que el debutante realizador Joseph Kosinski nos quiere mostrar, ya que el plato fuerte de esta propuesta son las aventuras de nuestros personajes dentro de la “La Red”.

Una vez dentro de ese lugar, la estructura del relato cambia por completo y el peso de la historia se divide entre los correctos trabajos de su acotado elenco y el excelente apartado técnico que presenta el film.

Garreth Hedlund y Jeff Bridges, con pequeños aportes de Olivia Wilde y los insuperables minutos de Michael Sheen en la pantalla llevan el ritmo de toda la película, y están completamente inmersos en un producto único e inigualable dentro del género de la ciencia ficción.

Visualmente cautivadora, musicalmente armoniosa y con guión que presume una de las historias más adultas del universo que lleva el sello Disney, “Tron: El legado” arrasa con todos los prejuicios y demuestra que calidad y profundidad pueden ir tranquilamente de la mano.

A nivel de efectos especiales no tiene comparación. Sin entrar en muchos detalles, uno de los personajes que mayor peso tiene dentro de la trama está íntegramente realizado por computadora y no solo eso: físicamente luce 20 años menor a Jeff Bridges.

Sucede también con el aspecto visual que le dieron a “La Red”, el cual es imponente desde todo sentido. La paleta de colores que utilizo el director de fotografía Claudio Miranda, donde predominan el azul y el blanco, ofrece como resultado una serie de imágenes impresionantes, difíciles de comparar y encontrar en otras producciones de este estilo.

Párrafo aparte para el excelente labor del dúo de música electrónica francés Daft Punk, quienes trabajaron en conjunto con Hans Zimmer, creando así una banda sonora que mezcla instrumental y electrónica de forma maravillosa.

De todas formas, lo más destacado de “Tron: Legacy” es que se trata de una producción que ofrece mucho entretenimiento, pero también miles de aristas interesantes en un guión plagado de analogías sobre la revolución, el sentido de la creación, la búsqueda de la perfección, el sometimiento de una dictadura y la razón de la existencia.

El arribo del hijo del creador, el discípulo rebelde y anarquista que pretende organizar el universo a su manera y el creador que duda constantemente de los limites de su obra, son tan solo algunos de los matices más trabajados que tiene este film, único en su especie.

Así como en el final de la historia dos de sus protagonistas terminan discutiendo sobre el verdadero sentido de la perfección y la existencia, seguramente habrá gente que tomará posturas muy diversas e inamovibles con respecto a esta película.

Yo me posicionó aquí: “Tron: El legado” es una de las mejores producciones que ofreció el género de ciencia ficción en toda su historia.