Tres monos

Crítica de Rodolfo Weisskirch - A Sala Llena

El Cartero Llama Tres Veces

Una de las sorpresas cinematográficas del año 2009, particularmente fue el estreno de películas provenientes de Turquía. Con una mínima diferencia de dos semanas, se estrenaron Los Tiempos de la Vida de Yusuf Ugletsu y Lejano de Nuri Bilge Ceylan. Si bien el cine de la primera tiene mayor contacto con el estilo oriental, haciendo hincapié en las tradiciones, la relación entre dos generaciones opuestas, la estética Ceylan es mucho más europea y fría. La primera era una obra, cálida, optimista dentro de su melancolía, mientras que el segundo es más lacónico, oscuro, cínico y pesimista. Sin embargo la belleza de las imágenes, la cuidadosa puesta en escena, con reminiscencias al cine de Kurosawa (el primero) y de Tarkovski (el segundo), me daba la sensación de estar ante una cinematografía tan cinéfila como notable por descubrir, y sobre todo con una identidad particular.

Estas películas marcaron mi entusiasmo para seguir descubriendo más obras provenientes de Turquía, y por esto mismo, vi Climas, posterior película de Ceylan tras Lejano, pero anterior en su estreno comercial en nuestro país. La belleza de esta premiada obra, superó la de la anterior. Una austeridad y nivel de sutileza y lirismo que no se ve muy seguido. Un romance basado en miradas y sensaciones, pero donde se pueden leer conflictos en los ojos de los personajes sin que haga falta decirlos.

Los premios que obtuvo en Cannes 2009, Tres Monos, me hicieron anhelar con ansiedad su estreno comercial en Argentina, que como pasa siempre en estos casos, termina postergándose eternamente hasta que por fin llega en DVD y solo en las salas Arteplex.

La última obra de Ceylan no posee el lirismo y austeridad que pretendía ver, pero en cambio contiene un guión más clásico en su estructura con una fuerte crítica moral a la institución familiar.

Esto no es nuevo en su filmografía. Las familias separadas (parejas, hermanos) ya fueron tema de Climas y Lejano, pero en Tres Monos la división de este grupo se debe a causas externas: un candidato a un cargo político atropella a una mujer en medio de la ruta. Para no ir a la cárcel en medio de la campaña política, le pide a su cochero que vaya por él, que no le van a dar más de 4 meses, y a cambio va a compensarlo con una gran cantidad de dinero y mantener a su familia en el medio. El cochero acepta. En el lapso de tiempo que está encarcelado, la mujer empieza a enamorarse del político, y su hijo deja sus estudios y se mete en una pandilla juvenil.

Las consecuencias de estos hechos provocarán una espiral de violencia en el pequeño círculo de personajes que presenta Ceylan. A pesar de ser un drama clásico sobre la moral interna, la conciencia y los dilemas de una familia, Tres Monos parece en realidad un film noir de los años 40, que pudo haber salido de una novela de James M. Cain o de una obra Jean-Pierre Melville. Es extraño que Ceylan arme una película con “tanto” argumento, dejando un poco de lado la creación de climas y, centrándose más en EL conflicto y en lo que los personajes dicen.

Durante la primera media hora, ya empezamos a notar que el relato es mucho más dinámico que las anteriores obras de Ceylan. El montaje es más ligero, aún cuando la puesta de cámara tiene la rigurosidad, meticulosidad de Climas y Lejano. Ceylan es un gran defensor de la cámara fija, la profundidad de campo, el montaje interno, y el fuera de campo (los diálogos suceden entre paredes como las películas de Woody Allen). Eso no cambia. A la vez, fotografía como poco el horizonte entre el mar y el cielo, privilegiando los días nublados, enfuscados, logrando imágenes de gran belleza pictórica. También Ceylan mantiene, otra de sus marcas autorales: el lugar de la comida en la reuniones familiares. Es solo un detalle, pero ayudan a incrementar la verosimilitud de las escenas (no como en el cine de Hollywood, donde los personajes nunca comen ni van al baño, a menos que eso influya en la trama).

Sin embargo en la segunda media hora, la película cae un poco en diálogos un poco melosos, y situaciones que parecen salidas de la telenovela de la tarde. Pero la última media hora vuelve a levantar con toda potencia, y se justifica el título de la película, a través de una serie de diálogos cínicos, en donde se pone en claro la hipocresía de la sociedad contemporánea, pero también surge un dilema moral: ¿qué haría uno en el lugar del protagonista? En este sentido, uno se puede identificar con los personajes. Pronto, no importa si los protagonistas son turcos o argentinos.

Tres Monos es una película inteligente, con momentos intensos, excelentes interpretaciones de los cuatro protagonistas (llena de matices, cambios de comportamiento irrisorios, sutilezas en las miradas), pero que carece del lirismo de anteriores obras del realizador. Aún así, aunque se puede decir que es una película más occidentalizada y pretenciosas, un poco menor en relación a Lejano o Climas, también confirma el excelente momento de una cinematografía que merece ser explorada, y que en realidad no es tan lejana como aparenta ser.