Tres hermanos, tres destinos

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

La última producción del director Rachid Bouchareb, francés, de origen argelino, viene precedido en principio por los dos filmes anteriores conocidos en Argentina. De sus 13 realizaciones sólo se estrenaron aquí “Días de Gloria” (2006) y la maravillosa “London River” (2009).

“Tres hermanos, tres destinos”, “Hors la Loi”, tal el titulo original que podría traducirse como “Proscripto”, “Desterrado”, o como más comúnmente se lo conoce, “Fuera de la Ley”. En segundo lugar, lo antecede los lauros logrados, entre ello la nominación al Oscar como mejor película en idioma extranjero, representando a Argelia.

En tercer lugar, los escándalos provocados, por supuesto que no de manera intencional pero alborotadores al fin, durante su participación en la competencia oficial del Festival de Cannes, con los partidos políticos de la derecha francesa tratando de censurarla, situación que redundaría en el interés por verla.

En esta oportunidad Bouchareb toma como punto de partida un conflicto político, como lo fue la liberación de Argelia del colonialismo francés, pero lo hace desde una mirada más melodramática que histórica, intentando entrecruzar géneros cinematográficos como la epopeya y el drama. Para ello narra la gesta de tres hermanos inmersos en ese momento histórico y en el conflicto armado, tal cual un reverso de “Beau geste” (1939), película protagonizada por Gary Cooper y Ray Milland en 1939.

Se podría pensar el filme desde varios puntos de vista, como una venganza personal, o como el cumplimiento de un juramento, también desde lo estrictamente ideológico como la lucha por la liberación de un país, tal cual la formación de héroes anónimos.

La primera escena transcurre en los años 20, en medio del campo argelino. Una familia es obligada a dejar la tierra en la que han vivido por generaciones, por no poseer un titulo de propiedad, título que ahora sí le fue otorgado a un “legitimo” ciudadano francés.

Elipsis mediante nos encontramos en 1945, plena segunda guerra mundial, más específicamente el 8 de mayo. Dos acontecimientos se producen ese día, mientras en Paris se celebraba el fin de la guerra, en la ciudad de Serif, Argelia, se producía por la milicia francesa una matanza de manifestantes pacíficos que clamaban por su independencia.

El guionista y realizador utiliza este último hecho histórico para conformar esa saga familiar. Mientras el menor trata de hacer negocio con una pelea de boxeo, los hermanos mayores, y su progenitor, participan de una manifestación en favor de la independencia argelina, uno es apresado por el ejercito francés y llevado prisionero a Paris, el otro puede escapar, pero el padre muere.

Es ahí donde los caminos de los tres se bifurcan, pero a lo largo de todo el relato los actos de uno modificaran la vida de los otros dos. El mayor, luego de ser liberado, como un miembro intelectual de la FNL, el segundo, soldado del ejercito francés en Indochina, es reclutado como brazo armado de la misma agrupación, y el menor, dedicándose a como el llama sobrevivir de la mejor manera posible, regenteando prostitutas y boxeadores.

Así como intenta cruzar los géneros cinematográficos de manera aleatoria, de igual modo lo hace dentro de la narración, a veces muy forzadamente. Los graves problemas del filme están diseminados. La estructura es básica, clásica por momentos, y con la sola intención de establecer y afianzar un discurso político, se torna redundante, proponiéndose, de manera muy pretenciosa, como un ejemplo de arte comprometido, formativo y educativo, simultáneamente.

Por otro lado, debido a su estructura y discurso, construye sus personajes muy representativamente. El hecho de producir personajes típicos, los malos son muy malos y los buenos los son por antonomasia, no hace anclaje en la estética, es más, por momentos la perturba, pero trata de ser sostenido como formula.

Como grandes logros, la reconstrucción de épocas es impecable, merced a la dirección de arte y la fotografía, muy buen trabajo en el diseño de sonido, y muy buenas actuaciones, destacándose Jamel Debbouze, fetiche del director, en el rol de Said, el hermano menor.

Una producción que dará que hablar, se lo piense desde el ángulo que se deseé.

Sintetizando, una historia de afectos familiares, y la construcción ideológica dentro de un movimiento revolucionario, como dijo Máximo Gorki. “…Aquel romanticismo que se halla en la base del mito y que es útil para favorecer el despertar de una actitud revolucionaria ante la realidad, de una actitud que cambia prácticamente el mundo”….