Traslasierra

Crítica de Laura Pacheco Mora - EscribiendoCine

Camina junto a mi

Un trashumante titiretero descubre que llegó la hora de crecer para avanzar en la vida, y es momento de proyectar con los pies en la tierra. Interesante propuesta temática, aunque a veces el intento de abarcar más de lo que se puede, confluye en un gusto amargo para el espectador.

Traslasierra (2018) nos relata la historia de Martín (Juan Sasiaín), artista nómade, quien regresa junto a su novia venezolana Julieta (Ananda Troconis) a la casa de su papá en las Sierras. Se reencuentra con Coqui (Guadalupe Docampo), una amiga de la infancia que es madre soltera; Juli le comunica a Martin que está embarazada. Rufi (Rufino Martinez), un viejo titiretero y padre de Martín o Tincho, aconseja a su inmaduro hijo con respecto a la paternidad. El real y miedoso Tincho habla a través de Pipo, su títere que hace de suerte de alterego.

Traslasierra es el cierre de una trilogía de películas hechas en pequeños pueblos de la Argentina del director y guionista Juan Sasiaín: La Tigra, Chaco (2009) y Choele(2013). El guion no es de factura convincente o elocuente. Presume de simple, y existe cierta discordancia en relación a lo que se intentó contar y el resultado final del relato. Sin lugar a dudas, la intención es buena, y, en el caso de un film que debería transmitir simpleza, tan sólo se pretende que nos quede un claro e inspirador mensaje, lo cual no sucede, quizás por no encarar en profundidad esta difícil tarea.

Muy por el contrario, la historia resulta confusa, los protagonismos en el relato cobran diferente valor al que se está presentando, lo que constituye un desacierto. No resulta creíble el personaje principal ya que a las claras no representa a un habitante local que abandonó su hogar hace mucho tiempo (Mina Clavero), dejando un dejo de superficialidad en la representación. Se utilizan algunos recursos, como tocar instrumentos artesanales, generando empatía e identificación en el espectador a través de cierto tipo de vestimenta, pero lamentablemente, con eso no alcanza para lograr un sustrato dramático, lo que remarca un contraste con la buena actuación de Guadalupe Docampo, quién sí construyó un personaje verosímil y capta mayor protagonismo.

Quizás el error más grave que tenga esta película, sea que el director quiso abarcar demasiado al realizar el guion y ser protagonista también, consiguiendo un resultado liviano y lineal, que toca de oído las temáticas planteadas. Los paisajes naturales y las locaciones son bellos, sin embargo, la fotografía no se destaca, tampoco la música que resulta algo monótona.

La voz del autor queda aquí como desapegada de la historia, no consigue en ningún momento fluidez. Se postula como una historia sencilla, aunque peca justamente, de no serlo dada la superficialidad en el tratamiento en general. Cabe destacar que la película rinde homenaje al actor titiritero Rufino Martinez, quien falleció antes del estreno.