Transformers 3: El lado oscuro de la luna

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

Hombre de hierro

Un paso más allá. Transformers 3: el lado oscuro de la Luna empuja un poco más hacia lo nuevo, lo que viene, el renglón vinculado al arte visual, acompañando con este atributo una historia de acción y ciencia ficción según la fórmula. El director Michael Bay, quien en algún momento se mostró temeroso respecto a las dificultades que un relato tan tecnológico pudiera ponerle en el camino, debe sentirse satisfecho respecto a los resultados alcanzados.

El creciente fanatismo de la sociedad por la cultura tecnológica es uno de los apetitos que busca satisfacer esta nueva entrega de la saga de superproducciones iniciada en 2007, y tal vez lo logre, al menos por unos días, como todo lo que tiene que ver con el espeluznante avance en ese campo.

Mientras tanto, cuando Bay dudó, acudieron en su auxilio los que saben. Como muestra de la clase de colegas con los que compartió su trabajo, baste citar a personas como un tal Vince Pace, un experto en fotografía con poca figuración pública pero que tiene el mérito de haber sido el constructor, junto al mismísimo James Cameron, de un modelo de cámaras 3D que permitió filmar con la versatilidad, la productividad y el bajo costo con que hoy se lo hace en toda la industria de Hollywood y algunos alrededores.

El argumento de la Transformers 3 es el de siempre. Desde un planeta lejano llegó a la Tierra una raza de poderosos robots. Algunos quieren someter a este planeta, se hacen llamar los Decepticons. Los otros se aliaron con los humanos para defender la libertad, y se los conoce como los Autobots.

Como Megan Fox se dio de baja pocos días antes del rodaje, la cambiaron por otra sexy coprotagonista para acompañar a Shia LeBouf, quien encarna otra vez el modelo del hombre común que acaba convertido en héroe.

El elenco le hace lugar otra vez a los actores de carácter: John Turturro, y también John Malkovich y Frances McDormand.
Alerta amarilla para el contenido pro violencia del relato. La noción del hombre común, convertido en héroe, está íntimamente ligada a la del reclutamiento de hermanos, padres e hijos para las guerras. Asimismo, la venganza es moneda corriente en ambos bandos, incluso en aquel que dice defender valores positivos como la libertad.