Transformers 3: El lado oscuro de la luna

Crítica de Claudio Lo Iacona - Todo lo ve

Impresionante por donde se la mire

Este no puede ser nunca el fin de Transformers. Cuando se anunciaba que la lucha final sería en la tierra, se especulaba que saciarían con 140 minutos al espectador, para que luego pueda irse tranquilo a su casa. Pero la sensación y el resultado de esta superproducción indica lo contrario: dan ganas de salir a tomarse un recreo y volver por más.

La tercera entrega de la lucha entre los Autobots y los Decepticons comienza con una remota y bien narrada historia de la época del Presidente Kennedy, en la que un secreto se halla oculto en "el lado oscuro de la luna" y cuando la carrera espacial entre los Estados Unidos y Rusia tomaba protagonismo.

De allí proviene el nombre del film, que en este caso no cuenta con la presencia de Megan Fox e incorpora a la bella Rosie Huntington-Whitely, también da pantalla a Patrick Dempsey (Grey´s Anatomy) en un papel que resuelve correctamente.

Pero además de los rostros conocidos de las dos anteriores partes de la saga, se incorpora uno muy particular: el gran John Malkovich en el rol de un obsesivo jefe que deja su marca.

Transformers: El lado oscuro de la luna es sumamente vertiginosa (con una cámara que no para en sus permanentes travellings) y con secuencias cargada de acción y adrenalina. No hay tiempo para respiros ni parpadeos. Con toques de humor y romance, este film entrega una verdadera artillería y despliega efectos especiales sorprendentes potenciados por el 3D. Un ejemplo es el edificio que se quiebra y deja una pendiente por la que se deslizan los personajes al vacío.

Mientras la ciudad se cae a pedazos de la mano de los robots, un nuevo villano en la forma de Shockwave y la creatividad del realizador Michael Bay; la milicia y Sam Witwicky (otra vez Shia LaBeouf) tendrán que acudir en ayuda de sus amigos, los Autobots. El lugar más seguro para refugiarse es la sala de cine.