Transformers 3: El lado oscuro de la luna

Crítica de Bernabé Quiroga - CiNerd

ME CAIGO Y ME CAIGO

¿Cuántas veces puede una misma persona cometer los mismos errores? Con Michael Bay ya perdí la cuenta. Hay cosas que este director sabe hacer y cosas que no. El problema es que no es consciente de esto último y, lo que cree que es comedia, drama o una buena decisión, por lo general está simplemente mal. No, Michael, humor físico con robots extraterrestre con apariencia humana NO es comedia. Hacer que John Turturro haga o diga lo que sea, tampoco lo es. Y no es que, mientras más duren las secuencias de acción, mejor. Aquí se te fue la mano con la duración de algunas y de a momentos cansan. Como verán TRANSFORMERS: EL LADO OSCURO DE LA LUNA (2011) no resultó ser lo que todos prometían, sino el fallido intento de levantarse de Bay después de la caída de la entrega anterior. Sí, es la más oscura y épica, hay muchas muertes en pantalla y los efectos especiales son los mejores que he visto en muchos meses, pero para nada es la mejor de la trilogía. De hecho, falla en tantos niveles que hace que TRANSFORMERS: LA VENGANZA DE LOS CAIDOS (2009) se vea bien. Y por supuesto, no le llega ni a los talones a la primera que, a esta altura, ya parece una gran película de acción.

Algunos años después de derrotar al Caído, Sam Witwicky lleva una vida ordinaria con su nueva novia Carly - al parecer Mikaela lo mandó a la mierda después de salvar el mundo -. Pero cuando los Decepticons desentierren un secreto oculto en lado oscuro de la Luna y logren apoderarse de la Tierra, Sam se reunirá con los Autobots para enfrentarlos en la batalla final. De esto trata TRANSFORMERS: EL LADO OSCURO DE LA LUNA (2011), un espectáculo visual asombroso pero narrativamente vacío y poco emocionante, en el que ni siquiera el 3D funciona como debería.

¿Por dónde empezar? Okey, primero por lo bueno que no es mucho. A pesar de que, como dije, algunos de esos explosivos momentos se vuelven largos, el film sí entretiene como todo blockbuster. Hay secuencias completamente impactantes que te quitan el aliento, algunas que ya vimos a lo largo de la saga y que por lo tanto no sorprenden, y otras que están en el film solo para hacer tiempo, ya que no aportan nada a la narración y son demasiado largas. Ejemplo: Hay que subir al edificio para destruir un aparato malévolo. Suben al edificio ¡Oh, no! El edificio se cae. Ahí tenemos 10 minutos de película que no recuperaremos. Más tarde llega Optimus Prime y destruye el aparato malévolo de un disparo. Michael Bay en su máxima expresión. Sam y Lennox colgados de Starscream es otro momento incómodamente largo. Pero bueno, hay que reconocer que, si de algo no hay duda, es que esta tercera parte cumple a nivel de la acción. Y lo mejor es que el director supo controlar esa necesidad casi epiléptica de contar todo en cuatrocientos planos por segundo. Sorprendentemente, tampoco hay portaaviones, tantos helicópteros o planos en que la los rayos del sol peguen directo en la cámara- Hasta las peleas y persecuciones se entienden más, y ya no es solo metal moviendose. Michael Bay está creciendo formalmente y, en este aspecto, la película funciona. Pero no importa cuánto intente controlarse, siempre quedará algo de Bay en sus películas. Aquí quedaron sus actuaciones, sus personajes y sus historias.

A excepción de la bellísima modelo Rosie Huntington-Whiteley - quien es tan mala que hace quedar a Megan Fox como una gran actriz -, el resto del elenco brinda actuaciones correctas a pesar de estar atascados en personajes sumamente chatos. Talentos como los de Alan Tudyk (derrochada incorporación), Ken Jeong (divertidísimo y de lo mejor del film), Patrick Dempsey (buena incorporación) y los oscarizados Frances McDormand y John Malkovich (ambos en papeles patéticos), son completamente desperdiciados. Mientras que los actores de siempre están pero no del todo y sirven solo para disparar (Josh Duhamel y Tyrese Gibson) o como un intento desahogo cómico (John Turturro, Kevin Dunn y Julie White).

Incluso a Shia LaBeouf la película le queda grande. Aunque brinda una buena interpretación en todos los géneros que intenta manejar el film, es su personaje el que falla. A diferencia de las dos películas anteriores, la incorporación de Sam Witwicky a la historia se ve forzada. Esta vez no es que compra un auto para conquistar a una chica y resulta que el auto era parte de una raza extraterrestre en guerra. Aquí no es que toca una astilla del Cubo y comienza a tener extrañas visiones que lo devuelven al frente de batalla. En TRANSFORMERS: EL LADO OSCURO DE LA LUNA (2011), Sam ya no es el adolescente que quiere tener una vida normal con el que todos nos podíamos sentir identificados. Aquí está desesperado por enfrentar Deceptions nuevamente o, a mi modo de ver, desesperado por formar parte de la película.

Ese es solo uno de los tantos errores de un guión plagado de lugares comunes, personajes y escenas que no encajan en la trama – Megatron o la visita de Turturro y Tudyk al bar de los rusos (¡¿?!) -, malos diálogos y chistes sin gracias. Aunque si con algunas buenas ideas - el comienzo con la verdadera razón de la llegada del hombre a la Luna; los humanos aliándose con los Decepticons -, un clima apocalíptico que le da frescura a la saga; una profundización en la historia de los Transformers; una mayor atención en los personajes humanos y la voz del gran Leonard “Spock” Nimoy como Sentinel Prime (SPOILERS), el traidor y villano de esta entrega que no tiene mucha presencia en pantalla (FIN DE SPOILERS). Otro punto a favor es que su final, aunque algo forzado, cierra todas las tramas que tenía que cerrar para poder dar como concluida esta trilogía que ya no podía hundirse más. Como dije antes, hay cosas que Michael Bay sabe hacer y cosas que no. Secuelas de TRANSFORMERS es una de estas últimas.