Transformers 4: La era de la extinción

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

La técnica sigue siendo un punto impecable

Técnicamente es impecable. Desde el punto de vista argumental, un entramado que se extiende y enrevesa entre la pura acción y desarrollo --necesidad aleccionadora, mediante-- de conflictos de resolución no siempre convincente.

¿Cómo calificar una película que el público no buscará por su médula dramática, pero que hace de ella el poco feliz caballito de batalla para continuar dando tela a la saga, a la sombra de Optimus Prime?

La historia se sitúa después de la última película, con los luego de un enfrentamiento en Chicago que terminó con la vida de varios seres humanos. Con Optimus muerto de un misilazo y Megatrón destruido, los miembros residuales de las facciones extraterrestres quedaron virtualmente desterrados.

Pero cuando un grupo de poderosos hombres de negocios y científicos se proponen recuperar de las entrañas de la Tierra una sustancia de origen, cuando menos, sospechoso y bautizado como "transformiun", para recrear transformers a las órdenes de ciertos intereses, los enfrentamientos vuelven a empezar, más violentos e inescrupulosos.

Entre tanto, un ingeniero texano procura lograr el invento que lo saque del anonimato y las deudas, e intenta dominar las artes de padre de una bella y muy sexy adolescente .

Sin saberlo, la recuperación de un camión destartalado, lo llevará a meterse en la guerra interestelar y a cruzar el mundo hasta la mismísima China.

Innecesarias, las vertientes del relato derivan en una película por momentos tediosa, aunque los fanáticos de las luchas entre robots tendrán mucho de qué maravillarse. En cuanto al nuevo elenco, con chica linda incluida, Mark Wallberg sale bien parado y Stanley Tucci se lleva la mejor actuación.