Transfomers: El último caballero

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

He visto muchas porquerías en mi vida, pero pocas como Transformers: El último Caballero.
Fueron casi tres horas de tortura absoluta, de no poder creer lo que estaba viendo.
Y no es por las mismas cosas por las cuales las últimas entregas de esta saga no me gustaron. Porque los personajes cuadrados y estereotipados siguen estando, el guión inconexo e ilógico también, al igual que las peleas inentendibles con planos demasiado cortos.
Aquí está todo exponenciado hasta las últimas consecuencias. Michael B y tiró de la piola ya rota y la mandó del otro lado.
Esta película es ridícula. Es el sinsentido más caro de la historia del cine.
Cuando se estrenó la primera una década atrás fue una verdadera -y muy grata- sorpresa. Era un entretenido film de ciencia ficción y aventuras, una apuesta muy fuerte hacia una franquicia vieja pero con muchos adeptos.
Y a pesar de sus vicios y fallas le gustó a casi todo el mundo y fue un éxito. Las secuelas fueron aún más exitosas pero a medida que estas avanzaron la calidad fue bajando.
Michael Bay es el amo y señor de todo esto, y como por algún motivo que no logro terminar de entender estas películas rompen la taquilla, Paramount lo contenta financiándole sus proyectos menores (Pain and gain; 13 hours) para que se quede en la franquicia.
Y en esta última entrega en particular da la sensación que tiró la toalla y que ya no le importa nada.
Como que en un momento dijo: “Quiero que en la quinta aparezca el Rey Arturo, que Optimus sea malo y ya que estamos que haya Nazis”. Y unos cuantos meses después nos encontramos con este engendro.
No voy a hablar del cast porque tuve la muy mala fortuna de ver la película doblada y por lo tanto no puedo opinar de sus actuaciones pero si voy a comentar sobre lo perdido que se lo ve a Sir Anthony Hopkins. Parece que está en otro film.
Los efectos son tan grandilocuentes que restan, ya no son ninguna novedad y siguen sin entenderse las peleas.
En definitiva, Transformers: El último caballero es una pérdida de tiempo absoluta, un capítulo más en una de las franquicias más rentables de la historia donde queda claro que no importa la calidad sino el estruendo y llamar la atención.
Veremos cómo seguirá todo en el futuro, no solo con la sexta parte sino también con el spinoff de Bumblebee que comienza a rodarse en unos meses.