Toy Story

Crítica de Rodolfo Weisskirch - A Sala Llena

¿Qué se puede agregar que no se haya dicho de Toy Story?

El primer gran clásico de Pixar, a 15 años de su realización sigue siendo una obra maestra de la animación y el cine mundial.

La película, dirigida por la gran cabeza del departamento animado contemporáneo de Disney, John Lasseter, mantiene una belleza visual y narrativa que incomparable, cuyo paso del tiempo, al igual que con los buenos vinos, ha mejorado … Y para mantenerla actualizada, no hubo mejor idea que pasarla a tres dimensiones.

No sé si es que la historia me cautivó como si la viera por primera vez (me la había perdido en cine pero la habré visto como mil veces en video y televisión, así que aproveché la oportunidad), pero el efecto 3D, me impresionó muy poco. Sin duda tiene notables efectos, aunque no en el sentido más literal de lo que provoca el efecto tridimensional, o sea, uno no siente que los objetos atraviesan la pantalla o que se mete dentro del cuarto de Andy. El efecto mejora en los mismos aspectos donde se destacaba UP: la profundidad de campo, la distancia entre fondo y objetos, la voluminosidad.

Sin embargo no es la única renovación: los colores se ven más vivos, las luces tugstenas, fluorescentes se sienten más palpables. Se hizo un lavado de la imagen, que provoca que uno vea a simple vista esta película de 1995 y la compare con UP, y no note demasiadas diferencias en lo formal. Realmente, Toy Story se encuentra al día, indemne en materia visual. Ha logrado luchar contra el paso del tiempo, no pareciera que hubo demasiados avances, a comparación de otras obras de Pixar, pero teniendo 15 años de diferencia supera a todas las películas de los estudios competidores.

La historia Lasseter / Stanton / Docter / Ranft adaptada por el joven Joss Whedon antes de convertirse en el precursor de las series de vampiros adolescentes (Buffy) tiene el maravilloso clasicismo de todas las películas que Disney, esa perduración temporal, que la convierten en la única productora que piensa en las próximas generaciones, y no juega con chistes localistas y contemporáneos.

El reestreno de ambas Toy Story es motivo de celebración, el 3D es solo una excusa para poder sentirla y emocionarse en el cine… nuevamente, para llevar a las nuevas generaciones, o, como fue en mi caso, tener una segunda oportunidad de verla en pantalla gigante. Está bien, nuevamente no pude escuchar las voces de Tom Hanks y Tim Allen, pero lo importante es volver a tener a Woody y Buzz (y los marcianitos también, por supuesto… uhhh), los personajes importan más que los actores (al contrario que las películas de Dreamworks).

Nuevamente… “¡Al infinito y más allá!”