Toy Story 3

Crítica de Bernabé Quiroga - CiNerd

SIN JUGUETE NO HAY NIÑO

Animarse a filmar el primer largometraje enteramente animado con tecnología digital no es un juego de niños. Pero hacerlo y convertirlo en una de las mejores películas de animación de todos los tiempos y, de paso, comenzar una nueva era en la historia del cine que dejaría de lado a los films dibujados a mano alzada, suena casi imposible. Pero para Pixar no hay límites y lo imposible no es nada más que un reto. TOY STORY llegó a los cines en 1994 cambiando el modo de hacer películas animadas e instaurándose en la cultura pop con sus geniales personajes y un guión tan original que dejó a más de un espectador deseando una más. Y si hacer la primera película “en computadora” y desplazar más de 50 años de tradición animada fue difícil, filmar una secuela que fidelice a su predecesora y añada elementos novedosos era aún más complejo. Sin embargo, TOY STORY 2 (1999) rompió records de audiencia y desmintió aquel viejo mito que asegura que “las segundas partes nunca fueron buenas” - ¡Aquí era todavía mejor! -. Disney y Pixar habían alcanzado la gloria ganándose el respeto de la industria cinematográfica, pero sólo era el comienzo. Siete grandes películas le siguieron, cinco Oscars y millones de dólares en taquilla. Pero como se dice, no importa cuánto tiempo haya pasado ni que tan grande estemos, siempre se vuelve al primer amor. Y que mejor manera de hacerlo que con la tierna, divertida y emocionante historia de TOY STORY 3. Sorprendentemente (aunque a esta altura ya no tanto), Disney y Pixar logran superarse a sí mismos con el regreso de los juguetes más queridos del cine, en una inolvidable aventura sobre la amistad, la lealtad y la madurez.

Para hacer una tercera y, por ahora, última parte, Disney y Pixar ignoraron todas las reglas de la narrativa hollywoodense y decidieron seguir a su corazón. TOY STORY 3 no es una épica aventura más grande que las anteriores como cualquier productor exigiría que fuera. Fiel a sus inicios, presenta una historia de personajes entrañables envueltos en entretenidas y conmovedoras situaciones. Aquí la trama no se recicla ni vuelve a empezar (para eso llegará en Julio la cuarta parte de una saga que ya tocó fondo: SHREK PARA SIEMPRE). Aquí todo ha cambiado. Ha pasado más de una década y ha llegado la hora de que los juguetes enfrenten lo que el Viejo Capataz predijo en la segunda parte: Andy se va a la universidad y a Woody, Jessie, Buzz, Tiro al Blanco, Rex y los demás, solo les quedan tres opciones: la basura, ser guardados en el ático o ser donados a una guardería. Por esas curiosas y divertidas vueltas que da la vida (o por un guión muy bien pulido), todos terminan accidentalmente en Sunnyside, una guardería en que los juguetes viven felices y los niños juegan con ellos todos los días. Pero cuando Woody y sus amigos se dan cuenta que allí no todo es diversión y que Andy los quiere recuperar, empezarán a planear su gran escape.

De principio a fin, la película desborda emotividad. Encontrarse con los viejos y queridos juguetes es una bocanada de aire fresco pero verlos sufrir ante la partida de su dueño, rompe el corazón. Por suerte hay suficiente genialidad humorística y aventura como para secarnos las lagrimas. Aquí, Disney y Pixar les dan a los fanáticos de la franquicia todo lo que podrían pedir. Llena de guiños a los films anteriores (La aparición de Sid Philipps como el chico de la basura o frases como “La gaaaarra”, “¡Al infinito y mas allá!” o “Sin sombrero no hay vaquero” se escuchan a lo largo de la película), TOY STORY 3 nos sorprende desde su primera escena: al fin podemos conocer cómo Andy ve a sus juguetes cuando juega con ellos y, al ritmo de la infaltable “Yo soy tu amigo fiel”, nos adentramos una vez más al cuarto más famoso del cine. Aunque muchos personajes secundarios ya no están en él, otros más geniales entran en escena (el unicornio Buttercup, El Señor Espinas, Lotso y, por supuesto, Ken) para acompañar a Woody, Buzz, Jessie, Tiro al Blanco, Hamm, El Señor y la Señora Cara de Papa, Slinky y Rex en su mejor aventura hasta ahora. Cada uno de ellos aporta mucho a la trama y tiene la participación justa dentro de un film que sus realizadores supieron contener y aprovechar, a pesar de la presión de tener que igualar a dos de las mejores películas animadas de la historia.

Que esta película se haya estrenado 16 años después de la original, determina desde un principio hacia qué público estará dirigida. Aunque hay mucho humor físico y escenas graciosísimas que dejarán satisfechos a los espectadores más pequeños, TOY STORY 3 apunta más que nada a los jóvenes adultos, aquellos que conocieron de niños a estos inseparables juguetes y se enamoraron incondicionalmente de su lealtad y valentía. El film es una oportunidad ideal para recordar la infancia y sentirse identificado con escenas cargadas de emotividad y temas tan profundos como el paso de la niñez a la adultez y las decisiones que esto implica. Porque aquí no solo Andy creció. Los protagonistas también evolucionan a lo largo de la trama de una manera sutil y bien presentada que demuestra que no solo estamos ante un gran film animado, sino ante una excelente película contada con un nivel de genialidad que solo Pixar podría lograr. Como era de esperarse, el film nos presenta juguetes nuevos, niños inquietos y chistes insuperables tanto para los grandes como para los chicos (¡El Señor Cara de Papa-Tortilla es genial y el desfile de moda de Ken, para morirse de risa!), pero no hay duda de que la saga ha madurado. Es muchísimo más oscura, los personajes de El Mono y El Bebé son aterradores, el pasado de Lotso es sombrío y desalentador, el final de la escena en el basurero es increíblemente dramático (SPOILERS) y el momento en que Andy le regala sus juguetes a la pequeña Bonnie, conmovedor hasta las lágrimas. (FIN DE SPOILERS)

A nivel técnico, TOY STORY 3 supera a sus predecesoras con una animación muy fluida y realista y un buen aprovechamiento del 3D que, al igual que en UP: UNA AVENTURA DE ALTURA (2009), va más hacia el lado de la profundidad para darle una atmosfera fantástica y atrapante. Ignorando que el film siga la misma fórmula de las entregas anteriores (“¡Tenemos que volver con Andy antes de la mudanza!”, “¡Tenemos que volver antes de que Andy vuelva del campamento!” y, ahora, “¡Tenemos que volver antes de que Andy se vaya a la universidad!”), podríamos decir que todo en esta película funciona a la perfección y era lo que al cine de animación le hacía falta. Incluso NIGHT AND DAY, el cortometraje exhibido antes de la película, es sencillamente genial.

Han pasado 16 años, pero Pixar sigue entreteniéndonos y emocionándonos como nunca antes. TOY STORY 3 es, tal vez, su obra maestra y la prueba viviente de que siguen siendo el mejor estudio de animación en la actualidad. No cualquiera se supera a sí mismo más de una vez. Y no todos los que alcanzan la gloria deciden volver una década después para demostrar de qué están hechos. Y si les cuesta creerlo, vayan a ver esta comedia de aventuras inteligente y original que, más que una película animada para grandes y chicos, es una reformulación sobre los valores de la amistad y una excelente conclusión para una de las mejores trilogías que dio el cine. Pero descuiden porque Woody, Buzz y compañía no se irán a ningún lado. Nosotros podemos crecer y olvidarnos, pero ellos siempre estarán aquí. Porque para eso están, para hacer felices a los niños. Ya sea Andy, Bonnie, los millones de pequeños espectadores en todos los cines del mundo o nuestro a veces olvidado niño interno, que espera ansioso para salir a jugar.