Tóxico

Crítica de Ezequiel Boetti - Otros Cines

Las góndolas de un supermercado semivacío con faltantes de productos. Clientes con barbijos y miradas llenas de miedo y ansiedad ante lo desconocido. Pedidos de distancia y noticieros anunciando más víctimas. La escena podría transcurrir en este mismo momento en prácticamente cualquier ciudad del mundo. Pero no se trata de uno de los tantos documentales sobre el Coronavirus que proliferaron en las últimas semanas, sino del inicio de Tóxico, una ficción nacional que transcurre en medio de una…pandemia.

La coyuntura le dio una pátina de indudable actualidad a este film dirigido por Ariel Martínez Herrera, ideado allá por fines de la década pasada, con los ecos de la gripe porcina todavía resonando el inconsciente social y que puede verse de manera gratuita durante esta semana en la plataforma Cine.Ar Play. Pero el film, sin embargo, es mucho más que una predicción involuntaria de la Argentina modelo 2020.

Tóxico es una road movie distópica que transcurre casi en su totalidad dentro de la casa rodante que comparten Laura (Jazmín Stuart) y Augusto (Agustín Rittano). El viaje tiene como finalidad alejarse de la ciudad en medio del caos generado por un virus cuyo principal síntoma es el insomnio. Pero, a medida que avancen en su camino, el encierro se convierte en el disparador de una incipiente crisis de pareja y el mundo exterior, en un lugar extraño y peligroso.

La película apuesta al minimalismo a la hora de mostrar cómo la pareja enfrenta las distintas situaciones. La pandemia es un extenso fuera de campo que no se ve pero se siente tanto en sus actitudes como en la de quienes se les cruzan, empezando por ese grupo de policías dispuesto a sacar una ventaja entre tanta desgracia.

Pero Tóxico alcanza los mejores en su segunda mitad gracias a la aparición de un playero cuya aparente bonhomía lo vuelve por momentos luminoso y por otros inquietante. La película, entonces, adquiere un tono de comedia deadpan difícil de clasificar, concluyendo con un final esperanzador que, ojalá, se replique en la vida real.