Tortugas Ninja 2: Fuera de las sombras

Crítica de Fernando Casals - Revista Meta

CONFORMARSE CON POCO
Es raro que una secuela sea mejor que su predecesora, pero es el caso de TN2. Claro que la vara estaba bien baja luego del reboot de 2014, igualmente esta segunda parte -dirigida por Dave Green (Earth to Echo, 2014)- se las arregla para hacer las cosas -al menos- más divertidas. La mejor muestra de esto es la incorporación de dos clásicos personajes recordados por el dibujo animado de finales de los ochentas: Bebop y Rocksteady.
Con los nombres de las tortugas en pantalla en la secuencia de apertura, la película demuestra de entrada más preocupación por el cuarteto mutante que en el metraje total de la anterior película, una sabia elección que otorga a las tortugas una pizca de interés por su destino, algo que necesitaremos cuando llegue el previsible final con los tentáculos babosos de Krang.
Siguiendo el modelo de las secuelas de los Transformers de Bay, todo es más extenso, más grande y más ruidoso para generar la ilusión que -de alguna manera- la narrativa es más fuerte.
April O’Neil (Megan Fox) y las tortugas, se enfrentan a su némesis, otra vez un desaprovechado Shredder (Brian Tee), que ha empleado el Dr. Baxter Stockman (Tyler Perry) para crear secuaces mutantes utilizando el “mutágeno”.
TN2 comienza a deshacerse a medida que el “mutágeno” -un gen capaz de hacer mutar a un humano en un híbrido- consolida su estatus como otro MacGuffin sin inspiración.
Tyler Perry se confirma como una de las presencias más desagradables de la pantalla grande y Megan Fox vuelve a jugar el papel de siempre, las poses, las caras y la rendición de las fantasías adolescentes de los hombres de 40 que producen estos films.
Acompañan Will Arnett bien como siempre y Laura Linney en modo cheque “la hago para mi hijo que es fan”.
Lo que mejor funciona en la película -además de los efectos especiales y el diseño de los personajes- es la moraleja: ante la posibilidad de cambiar su aspecto para ajustarse a la vida entre los humanos, las tortugas eligen ser lo que son. Un buen mensaje en contra de lo que para la sociedad significa ser “normal”.