Torrente 4

Crítica de Laura Osti - El Litoral

Y un día, volvió el tonto

A Torrente le llegó la onda 3D. Buscavidas como es, inescrupuloso y atorrante, no podía perderse la oportunidad de ver su “gallarda” imagen cinematográfica, enriquecida por las bondades tecnológicas de los últimos tiempos.

Hay que recordar que el personaje creado por Santiago Segura (“el brazo tonto de la ley”), se dio a conocer en las postrimerías del siglo XX, en plena agonía, bah: 1998.

Ahora, bien entrado ya el siglo XXI, se imponía un retoque; después de haber hecho escala en los capítulos 2 y 3, llegó por fin a las tres dimensiones, no es cuestión de quedarse afuera de los avances tecnológicos de la industria.

En esta entrega, Torrente ya no es policía y apenas sobrevive como investigador privado. Al comienzo del film, se lo ve a cargo de la seguridad en una boda fastuosa. Su personalidad grosera y provocativa en seguida lo mete en problemas y como una cosa lleva a la otra, pronto se origina un escándalo descomunal que arruina los festejos y debe huir de manera por demás indecorosa.

Sin dinero, con hambre, desaliñado, sucio, subalquila su departamento a una legión de inmigrantes indocumentados, roba desperdicios de los bares y restaurantes y hasta se disputa basura callejera con una pandilla de niños.

Con lo cual, las maravillas de los trucos 3D lo único que hacen es realzar las miserias por las que atraviesa este marginal.

Así, de desventura en desventura, por ahí, le cae un “negocio”. Personas poderosas le encargan un asesinato por una módica suma de dinero, imposible de rechazar. Pero resulta que las cosas no siempre son como las pintan, y todo se complica de manera ingrata. Como consecuencia, el ex policía va a parar a la cárcel.

Una buena parte de sus nuevas aventuras suceden, como se imaginarán, en ese ambiente penitenciario, donde se encontrará no sólo con parientes, sino también con todo tipo de especímenes de la fauna humana genéricamente considerada transgresora. Habrá además, como no puede faltar en la tradición esperpéntica española, deformes y discapacitados, algunos chulos hermosos y putos jodidos dispuestos a todo.

Un curita amanerado está incluido asimismo en el colectivo carcelario, quien hace poderosos esfuerzos por humanizar un poco a esos brutos alejados de la mano de Dios.

Disparates por doquier

Hay disparates por doquier, cameos con famosos (Pipita Higuain, Kun Agüero, David Bisbal, entre otros), homenajes a escenas gloriosas del cine comercial de todos los tiempos, y mujeres zarandeando sus traseros y sus tetas para amenizar la velada. Aunque no faltarán las siempre ponderadas matronas quejosas y gritonas, porque como todos saben, en el universo de Torrente, las mujeres, o son putas o son brujas.

El capítulo cuatro, subtitulado “Crisis letal”, aprovecha otros recursos del género como las persecuciones automovilísticas aparatosas, con incendios y destrozos al por mayor, y otros detalles más bien bizarros, en los que la grosería y la crueldad con intenciones satíricas van de la mano.

La película divide aguas entre las opiniones, a los devotos del personaje les encanta, a los más sensibles y exigentes, los aburre bastante. Según los anuncios del final, habrá que esperar hasta 2017 para ver como termina la saga (Dios mediante).
Y un día, volvió el tonto